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Para el miércoles, al no tener noticias de la inspectora, me relajé. Siendo honesta, había temido que el lunes se apareciera por el colegio pidiendo explicaciones o algo así. Tampoco sabía si había visto a Kiara o si la reconocería. Estaba tranquila en mi oficina hasta que escuché el timbre del recreo. Sabía que en ese momento perdía parte de mi tranquilidad por el grito de los alumnos saliendo al patio. Un minuto después el amado silencio perdido era lo que menos me importaba. La inspectora apareció en mi puerta.

-Vanessa, tenemos que hablar.

Me tomó por sorpresa.

-Sí, sí, claro.- Señalé la silla frente a mi escritorio.- Tomá asiento, por favor.

Ignacia, así se llamaba, la conocía hace un tiempo, se sentó frente a mí.

-Vine porque estoy segura que el domingo me viste y... bueno, fue una situación incómoda.

-No sé a qué te referís.

-¡No te hagas la tonta! Sabés de qué hablo.- parecía nerviosa.

-Si es porque me viste saliendo de ese bar, es mi vida privada.

-Estoy totalmente de acuerdo con eso. Por eso quería hablarte, es nuestra vida privada...

-¿Nuestra?- Ahora sí no entendía a qué se refería.

-Sí... No me digas que...

-¿Vos también salías de ahí?

-Sí.

Lancé una carcajada.

-No me había dado cuenta. Bueno, no te preocupes, esto queda entre nosotras.

-Sí, por supuesto, eso venía a decirte, pero entonces veo que la mujer que te acompañaba ¡es una profesora!- Ahora parecía enfadada.- Una cosa era nosotras, pero Vanessa, involucrarte con una profesora... ¿Qué pasa si las descubren? Quiero creer que nadie sabe.

-Somos discretas, Ignacia.

-Aun así es arriesgado, no sabés cómo pueden reaccionar los demás profesores o peor, los padres. Además, ¿cuántos años le llevas?

Suspiré. Era cierto, la situación podía ser complicada y lo más probable es que Ignacia tuviera que reportar una situación así. Sin embargo, había venido a hablar conmigo primero, apreciaba eso.

-Kiara está buscando horas en otras escuelas, para estar acá lo menos posible y a medida que se organice dejar sus horas acá. Sólo necesitamos tiempo.

-¿Alguien más lo sabe?

-No... bueno...- Unos golpes en la puerta me detuvieron.- Adelante.

Era Laura.

-Perdón... ¿interrumpo? Puedo volver después.

-Está bien...

-Por favor.- me interrumpió Ignacia.- Esto es importante.

Le eché a Laura una mirada de disculpas antes de que se fuera sin decir nada.

-No sé qué querés que haga, Ignacia. Si tenés que reportarlo solo te pido me dejes hablar con Kiara primero.

-No quiero hacerlo, de eso quería hablarte, pero primero necesito saber todo lo posible para ver cómo manejar esta situación.

-Bueno, si te preguntabas si alguien lo sabía, Laura, la profesora que acabás de echar lo sabe.

Los ojos de Ignacia se abrieron como platos.

Tramposo DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora