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La miré sin poder creer lo que escuchaba ¿Hablaba enserio? Después de tanto tiempo, ella estaba diciendo lo que siempre quise escuchar. ¿Pero por qué ahora? ¿Por qué justo hoy?

-Tatiana sabe lo que pasó entre nosotras. La conocí en Francia y fue ella quien me ayudó a entender lo que me pasaba, a aceptarlo. El año pasado cuando vino se quedó para que lo intentáramos, pero es imposible, Kiara, yo estoy enamorada de vos, desde esa noche, tal vez antes, y fui una estúpida en irme, soy una cobarde, lo sé, pero... te amo.

-No. No podés estar diciéndome todo esto ahora. No después de todo lo que me hiciste sufrir. No hoy, no así.-me puse de pie y empecé a dar vueltas por la sala, estaba nerviosa, sentía como el llanto se acumulaba en mi garganta impidiéndome respirar.

-Kiara, de verdad lo siento.-pude ver una lágrima recorrer su mejilla.

-¡No!-grité y me dejé caer rodillas al suelo. Me ahogaba, su dolor me dolía.

-Kiara, tranquila, respirá por favor.- enseguida Vanessa estaba a mi lado y su mano en mi espalda me reconfortaba.

-No puedo... yo también... pero si vos te vas de nuevo.- hablar me costaba tanto.

-No me voy a ir a ningún lado.- tomó mi rostro y me miró a los ojos.

Me ahogué por completo en sus ojos azules, entonces me besó. En el momento que sus labios acariciaron los míos el aire regresó a mis pulmones con fuerza. Le correspondí el beso con la desesperación de quién respira luego de permanecer mucho tiempo bajo el agua. Vanessa mantuvo el control y sin dejar de acariciar mi rostro fue separando lentamente nuestros labios, pero apenas se alejó de mí.

-Yo también te amo.- me apresuré a decir.- Pero si vos te vas de nuevo, Vanessa, yo no sé si podría soportarlo.

-No voy a irme a ningún lado, porque yo tampoco sobreviviría.- selló su promesa con un nuevo beso.

Esta vez seguí su ritmo en un beso lento y tierno. Cerré los ojos disfrutando de la suavidad de sus labios a la vez que me aferraba a su cuerpo.

Me ayudó a ponerme de pie y nos sentamos nuevamente en el sillón. Acarició mi rostro con ternura y creo que sonreía, no lo sé, pues mi vista seguía fija en su otra mano que aun sujetaba la mía. Esa imagen de nuestras manos unidas era algo que me encantaba.

-Voy a traerte un vaso de agua.

-No, no te vayas.- tiré de ella para que no se alejara.

-No me voy a ir, solo hasta la cocina y vuelvo.- dejó un beso en el dorso de mi mano y la dejé que se fuera.

Regresó enseguida con un vaso. Le agradecí y comencé a beber de a pequeños sorbos. Mientras lo hacía nuestras miradas iban y venían, se cruzaban y se apartaban. No sabía si era una situación incómoda o si debía sentirme a gusto. Cuando terminé dejé el vaso a un lado y me acerqué más a ella que enseguida pasó un brazo por mis hombros para pegarme a su cuerpo.

-¿Estás bien?- me preguntó.

-Sí, creo que voy a estar bien.- volví a tomar su mano, me daba tranquilidad.

-De verdad siento mucho todo lo que pasó.-habló apenada.

-No digas más nada, por favor.- quería dejar todo eso atrás.

-Sólo quiero que sepas que tampoco fue fácil para mí...

-No vuelvas a irte.-pedí mirándola.

No esperé respuesta, simplemente la besé. Necesitaba sentirla, comprobar que era real, que estaba ahí conmigo y que iba a quedarse. Cuando nos separamos para respirar pegó su frente a la mía antes de hablar.

-De verdad quiero intentar esto, Kiara, por una vez quiero hacer las cosas bien. Necesito saber que esto que siento por vos es amor y no un capricho.

-Dijiste que me amabas.-le miré confundida.

-Lo sé, eso es lo que siento y quiero vivirlo, pero a la vez me aterra ¿y si no funciona?

-¿Y si funciona?

No dijo nada, pero vi el miedo en sus ojos y decidí preguntar otra cosa.

-Esta mujer, Tatiana ¿cuándo se fue?

-Hace dos semanas.

-¿La extrañás?

-No voy a mentirte, sí, la extraño mucho. Aunque los últimos meses no me porté bien con ella.

-Ni con nadie...

-No, lo sé. No me di cuenta que tan horrible estaba siendo hasta que Tati se fue.- dijo con tristeza.- Y lo hizo porque me quería.

-¿Vas a decirme que cuando te fuiste lo hiciste porque me querías también?- Seguía sin entender y estaba sintiendo celos de Tatiana.

-No, no mezcles las cosas. Yo me fui porque soy una cobarde. Tatiana es justamente lo opuesto a mí. Ella se fue porque sabía que no me hacía feliz y tenía razón. Desde hace tiempo que no lo soy y siento que la única persona que puede devolverme la felicidad sos vos.

-¿Por qué yo y no ella?

-Porque nadie me mira como me mirás vos, porque fuiste la primera, no sabría explicarlo, pero siento que hay algo especial que nos une. A Tati la quiero, la extraño, pero no importa todo lo que haya vivido con ella, acá o en Europa, nunca te olvidé y volver a verte revolvió todos mis sentimientos. Me di cuenta de que te extrañaba más de lo que jamás hubiera pensado. Irme fue el error más grande que cometí en mi vida.-parecía estar a punto de llorar.- Necesito que me perdones, necesito poder reparar al daño que causé, que nos causé.

Tomé su rostro entre mis manos y la obligué a mirarme.

-No sé qué va a pasar con nosotras. Encontrarte de nuevo también fue todo un golpe para mí. Creí que había enterrado todos mis sentimientos por vos y de pronto estabas ahí, saludándome como si nada hubiera pasado. Y aunque me dolió, una parte de mí se alegró profundamente de verte y supe que te había perdonado. No sé si hay algo especial que nos une, pero me siento especial cuando estoy con vos.

Ella sonrió y deposité un suave beso en sus labios.

-¿Puedo cocinarte esta noche?-preguntó.

-¿Querés cocinar para mí?

-Sí, si todavía querés que me quedé.

-Todavía quiero que te quedes y creo que me encantaría que me cocines.


Quién más acá tiene un crush con su profe?? 

Tramposo DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora