Lentamente se fue acercando fin de año y con ello miles de problemas con cada vez menos tiempo para resolverlos. Me fue inevitable recurrir a Vanessa en varias ocasiones así que por exposición me fui acostumbrando nuevamente a su presencia y se volvió todo un poco menos doloroso. Por momentos realmente lo disfrutaba. Era una gran docente y directora, era fácil confiar en ella y debo reconocer que el hecho de que la directora fuera de la misma rama que mis materias tenía sus beneficios. No podía mentir, ella me había "criado" en lo que al aula se refiere. Aunque cuando la conocí estaba muy dedicada a la Universidad tenía sus años de docente en escuelas. Supe que después de su viaje a Europa había profundizado sus estudios dedicados a la educación secundaria y ahora ahí estaba: como directora de mi escuela favorita. Sí, tenía que ser una broma. Pero como dije, no lo hacía mal. No se necesitaba mucho para ser mejor que la irritante y vieja Susana, pero realmente Vanessa había causada buena impresión. Todos parecían aceptar sus medidas sin mucha queja, a excepción de Laura. Para ella Vanessa era el demonio mismo, le tenía real desconfianza y el hecho de que yo hubiera bajado la guardia la irritaba y preocupaba a la vez.
"Ni se te ocurra volver a ser su amiga" Me advirtió en más de una ocasión. No era mi intención volver a ser su "amiga". Pero reconozco que estaba recuperando el gusto de su compañía el poco tiempo que compartíamos. Congeniábamos y eso me gustaba y a la vez me asustaba. Intentaba mantener la distancia y no pensar en el pasado. A veces lo lograba, pero otras era todo muy complicado y volvía a sentirme como cuando era su ayudante: una idiota ante su imponencia.
Un viernes recibí un WhatsApp:
Vanessa: Kiara, buenas noches, disculpá que te moleste, podrás hacer una suplencia de la profesora Gómez el martes que viene y el de la otra semana?
Los martes eran mi mañana libre y aunque no tenía muchas ganas de perder esas horas de mi vida me pareció que lo correcto era aceptar, serían solo dos semanas.
Kiara: Si, no hay problema, qué año es?
Vanessa: genial, gracias! Son los chicos de 3er año. Tenían que leer un libro para trabajar las próximas clases, la profesora me va a mandar la guía de preguntas que pensaba hacer.
Me mandó una imagen del libro en cuestión acompañado de la pregunta "¿lo conocés?"
No, no lo conocía. Es decir, sí, pero no lo había leído.
Kiara: Lo conozco pero no lo leí...
Vanessa: No importa, es corto, podés leerlo el fin de semana. Si querés ahora te lo alcanzo, estoy por salir a cenar con mi mamá, puedo pasar a dejártelo antes de ir por ella.
No me agradaba la idea de que Vanessa se apareciera por mi casa un viernes por la noche, pero lo cierto era que si quería dar esa clase como correspondía tenía que leer el libro. Tenía mucho que hacer el fin de semana, tareas que corregir y clases que preparar, era mejor tener el libro cuanto antes así que acepté y le pasé mi dirección.
Unos cuarenta minutos después Vanessa tocó el timbre. Me pregunté si debía hacerla pasar pero enseguida me dije que no era necesario, solo me traía un libro para que diera una clase, no era una visita para hacer sociales. Además, tenía que ir a cenar con su mamá, no iba a hacerla perder tiempo. La recibí en la puerta.
-Acá está el libro. – me dijo entregándome una bolsa de plástico con un libro pequeño adentro. Sentí cierto alivio al ver el tamaño. Sí, era un libro corto.
-Gracias.
-Lindo edificio... ¿Vivís sola? – No me esperaba esa pregunta.
-Si... fue un poco herencia familiar, pero yo pagué una gran parte con ayuda de mis padres. Tampoco es tan "wow" como parece, pero es más que suficiente para mí. – traté de cambiar de tema y apurarla a que se fuera. - ¿Vive muy lejos tu mamá?
-No, serán quince cuadras desde acá, me quedaba de camino. Es un poco lejos desde mi casa, pero ella insistió que no puedo pasarme todos los viernes por la noche sola y que debíamos salir a comer.
-¿No estás con nadie? – la pregunta salió de mi boca antes de que pudiera detenerla.
-Nop... parece que no sirvo para las relaciones. – bajó la vista algo apenada y se hizo un silencio incómodo.
-Ya aparecerá la persona correcta...
Volvió a mirarme y sonrió. Me quedé como una estúpida ante su sonrisa. ¿Por qué era tan linda? Ya era mucho, que se fuera ya.
-Bueno, gracias por el libro. Nos vemos el lunes. – la saludé con un beso y entré.
"Ya aparecerá la persona correcta" sus palabras quedaron resonando en mi cabeza mientras me preguntaba si la correcta no era ella y yo había arruinado todo. Después de Kiara me había relacionado con algunas mujeres, incluso había mantenido una relación los meses que estuve en Europa, pero era algo que sabía que no tenía futuro. Aunque me pidió que me quedara a vivir en España con ella yo regresé y terminé la relación. Algunos hombres lo habían intentado, pero siempre los rechazaba, ya no tenía interés en ellos. Después fueron todas cosas de unas salidas y unas pocas noches, pero mi miedo arruinaba las cosas antes de que empezaran.
Y ahí estaba un viernes yendo a cenar con mi madre e inventando una excusa tonta para ver a Kiara. Si bien lo del libro era cierto y me había venido bien como excusa, lo cierto también era que mi madre vivía a pocas cuadras de mi casa e ir hasta allá había supuesto un pequeño viaje que no me quedaba para nada de paso. Había valido la pena para saber que Kiara no estaba viviendo con nadie, pensé por un momento que capaz podía tener una oportunidad, pero deseché pronto esa idea, que no viviera con nadie no significaba que no tuviera una relación.
Decidí que no me quedaría otra que hablar del tema con mi madre. Ella sabía lo que había pasado con Kiara. Se lo conté un mes después, antes de irme a Europa, cuando la confusión y los nervios previos al viaje fueron demasiado para mí y me animé a confesarlo. No se lo había contado a nadie. En principio mi madre se sorprendió mucho, me retó por mi irresponsabilidad y egoísmo, pero también entendió que todo eso no era fácil para mí. Fue un gran apoyo, era un alivio contar con ella, pero aun así no le hice caso, no le escribí nunca a Kiara, no di explicaciones y me fui. Ahora no le había contado del reencuentro. Quería hacer como que no pasaba nada, no darle importancia, pero después de lo que había hecho esa noche sabía que no me estaba siendo tan fácil todo.
-Kiara es profesora en el colegio donde trabajo. – le solté en medio de la cena. Mi madre casi escupe el vino.
- ¿Kiara? ¿"tu" Kiara?
-No es "mi" Kiara mamá, pero sí, ella.
-¿Cuándo pensabas decirme?
-No sé, te lo estoy contando ahora.
Le conté como fue nuestro encuentro, sus reclamos, el encuentro con Laura en el pasillo, y lo de esa noche. Mi mamá me escuchó con atención y me miraba preocupada.
-Hija, se nota que Kiara es muy madura y está poniendo el trabajo por delante de todo, pero también es claro que lastimaste a esa chica. – eso era algo que yo ya sabía, pero al escucharlo así de mi madre se me hizo un nudo en la garganta. – Creo que si el destino las juntó de nuevo es para que cierren esa historia. Y yo creo que la querés y mucho. -a mí se me caían las lágrimas. – pero no la presiones, si ella está lista para tenerte en tu vida te lo va a ir demostrando y si no vas a tener que olvidarte de ella y quizá esa escuela no sea el mejor lugar para vos.
<<La otra historia ya está publicada para quien quiera leerla :) >>
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Tramposo Destino
RomanceKiara conoce a Vanessa como su profesora de la universidad pero todo entre ellas termina mal. El destino no se conforma con eso y vuelve a juntarlas. ¿Qué pasará esta vez?