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Me sentí horrible por plantar a Kiara así, pero ¿qué podía hacer? Tatiana me había mandado un mail antes de subir al avión hace 14 horas y yo acababa de leerlo. Llegaba de Francia esa tarde y me había pedido que vaya a recogerla. Ella había sido mi "novia" en Europa los meses que estuve en París. Como desde el principio sabíamos que no era algo duradero cuando volví quedamos como amigas pero ella hizo la promesa de venir a visitarme algún día y así sin previo aviso un mail para que vaya a buscarla el día menos oportuno, pero no podía dejarla colgada, había sido una buena compañera y amiga y ahora venía por mí. Tampoco me pareció conveniente explicarle a Kiara, si tenía alguna posibilidad de recuperarla no quería arruinarla contándole de Tatiana de esa forma. Después le explicaría mejor, inventaría una excusa o algo, ahora tenía que llegar al aeropuerto lo antes posible.

Llegué al aeropuerto una hora después del horario que el vuelo tenía planeado aterrizar, no sabía si la encontraría o ya se habría ido. Milagrosamente la encontré en la dársena de los taxis, esperando por uno. Toqué bocina para que me viera y me detuve para que subiera.

-Ya pensaba que no vendrías por mí.-

-Lo siento, leí tu mail recién hace un rato.- me apresuré a arrancar antes que los taxistas me echaran o algún policía me hiciera una multa.

-Pero qué tía colgada eres, ya, pero ¿no hay problema que me quede en tu casa entonces?

-No, claro que no, Tati, aunque hubiera preferido me avises con tiempo.

-Salió de improviso el viaje, ya sabes como soy.- me guiñó el ojo.- ¡Pero me alegro tanto de verte! – me abrazó y tuve que hacer un esfuerzo para no salirme del camino.

Tatiana era así de efusiva e imprevisible, eso era algo que me encantaba de ella, además de su tono de voz y forma de hablar que me había fascinado desde el primer momento. Había nacido en Italia, pero había vivido parte de su infancia en España, unos años en Alemania y finalmente estudiado en Francia. No solo hablaba todos estos idiomas y algunos otros, sino que los combinaba en su pronunciación de una manera exquisita. Cuando la conocí fue lo primero que me llamó la atención en ella, pero cuando la conocí más descubrí que a parte de una mujer hermosa era una gran persona. Le conté mi experiencia con Kiara y sin juzgarme hizo todo lo que estuvo a su alcance para ayudarme a lidiar con eso y con mis sentimientos confundidos y revolucionados. Viajamos juntas durante varios meses hasta que tuve que volver. Después de eso seguimos en contacto siempre, me animaría a decir que Tatiana era mi mejor amiga.

Cuando llegamos a mi departamento la ayudé a instalarse, luego tomamos algo y le conté de mi reencuentro con Kiara y el hecho de que había tenido que dejarla plantada para ir a recogerla al aeropuerto, aunque al fin y al cabo eso había sido mi culpa por no abrir los mails a tiempo.

-¡Ay, tía, cuánto lo siento! Que puntería la mía de venir a arruinar vuestra cita.

-No era una cita y capaz es mejor así.

-¿Mejor? Si yo fuera ella estaría un tanto enojada, como que no sería la primera vez que la dejas plantada.

-Sí, ya se...

-Deberías hablar con ella y decirle todo, la verdad de cómo te sientes, de que la quieres y quieres intentarlo de nuevo. Quizá te rechace, pero deberías intentarlo, ser honesta con ella y contigo misma de una vez.- puso su mano sobre la mía al decir eso.

-Gracias.- Los ojos se me llenaron de lágrimas.- lo voy a intentar.

-Y si no ya sabes, aquí me tienes para divertirnos.- me guiñó el ojo sacándome una sonrisa.

Y así hicimos, nos divertimos un rato. Yo llevaba mucho tiempo sin contacto físico con alguien y Tatiana era la única persona con la que sentía la confianza suficiente y sabía que después no sería nada complicado. Así era ella, libre, independiente, fuerte y hermosa.

Al día siguiente quería disculparme con Kiara, pero no sabía qué decirle, era difícil explicar mi relación con Tatiana, incluso sentía algo de culpa por lo que había pasado la noche anterior, quería recuperar a Kiara y esa no era exactamente la mejor forma, pero a la vez no tenía nada con ella por lo que acostarme con Tatiana no era un pecado. Estaba bastante confundida, mis sentimientos y mi lógica no iban por el mismo camino. Pensé en decirle que había tenido una urgencia con mi mamá, pero no quería mentirle así, seguro se preocuparía, me haría más preguntas y sería una pelota sin fin. Aun así, me negaba a hablarle de Tatiana. Decidí que era mejor dejar pasar uno o dos días y pensarlo bien, luego podría decir que simplemente había estado complicada y no había podido hablar con ella antes. Sí, soy pésima mintiendo y todo eso, pero podía esconderme en la dirección un día o dos.


Tramposo DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora