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Tenía pensado esquivar a Vanessa, no quería oír sus disculpas o excusas, pero no hizo falta, a penas la vi de lejos en la escuela. Eso me dio más bronca, hubiera preferido que me buscara y esconderme yo, demostrarle que estaba enojada y no quería saber más nada. Pero con ella no me dio el gusto, de nuevo se salió con la suya y yo como la estúpida esperando.

Recién la otra semana me la crucé en un pasillo y choqué accidentalmente con ella.

-Uy, perdón.- fue su disculpa, luego me miró y su rostro cambió un poco.- Kiara, perdón.

-No es nada.- le dije y quise seguir mi camino.

-No, pará, perdón... perdón por lo del otro día, me surgió una urgencia con... una amiga.- La miré. ¿Una "amiga"?- ¿Capaz podríamos arreglar para otro día?

Por suerte antes de que tuviera que contestar algo nos interrumpieron.

-¡Profeeee! -Dos de mis alumnos se acercaron a nosotras- Profe ¿corrigió las pruebas?

-¿No ven que estamos hablando? – los regañó Vanessa.

-No pasa nada.- los defendí.- Sí, corregí las pruebas y se las voy a entregar en la clase en la que ya deberían estar ustedes... y yo también.- Esto último lo dije mirando a Vanessa y me fui detrás de mis alumnos que ya corrían a su aula.

Después de eso Vanessa y yo no volvimos a hablar más que lo necesario. Ella no volvió a insistir con lo del café ni yo le di una respuesta. La interrupción de mis alumnos me había venido genial para no tener que contestarle, por una vez, que ella se quedara con la intriga. Aunque por mi reacción habrá supuesto que la respuesta era "no". Sin embargo, me quedé algo intrigada respecto a quien era esa "amiga" de la que hablaba. Siempre decía que no tenía muchas amigas, además ¿Por qué lo había dicho así? ¿Por qué esa pausa ante de decir "una amiga"?

Dos semanas después, salía de clase cuando las vi. Vanessa salió apurada en dirección a su auto, pero éste no estaba donde solía estacionarlo, si no en medio de la calle, manejado por un pelirroja que tocaba bocina y la saludaba. Vanessa subió al auto y se saludaron con un abrazo antes de arrancar. Me quedé como una estúpida observando la escena. ¿Esa era su "amiga"?

Al día siguiente, en un momento que nos quedamos solas en la sala de profesores, no pude evitar preguntarle.

-¿Esa era tu amiga?

-¿Quién?

-La de ayer, en tu auto.

-Ah, sí, está de visita, necesitaba hacer unos trámites así que...

-Usa tu auto.- completé la frese.- ¿También vive con vos?

-Kiara...

-No, está bien, no tenés que explicarme nada.- quise apresurarme a salir, pero me detuvo de nuevo.

-De verdad siento lo del otro día, me quedé con ganas de que hablemos y...

-No, es mejor así... Es mejor dejar todo así, porque sé que si te lo permito vas a volver a lastimarme.- me fui de ahí antes de empezar a llorar.

Decidí dejar las cosas así con Vanessa y volver a tomar distancia. Laura tenía razón, no tenía que permitirle acercarse porque iba a volver a pasar lo mismo. Más tarde le conté lo del café y de la pelirroja del auto.

-Kiara, olvídate de esa mujer de una vez. Se que no es fácil viéndola todos los días, pero tenés que intentarlo. Salgamos, vamos a divertirnos, ya te dije mil veces que no tengo problema en acompañarte a un boliche gay, de hecho, me da curiosidad. Además, haría lo que fuera con tal de que encuentres a alguien más y te olvides de Vanessa de una vez por todas.

-No sé como conocer a alguien en un boliche, Lau.

-Pero claro que sabés, lo que pasa es que en tu cabeza no entra otra que no sea Vanessa. Entiendo que tengas esperanzas, pero ya viste lo que pasó. Una urgencia con una amiga que se está quedando en la casa. Es obvio que son más que amigas.

Sabía que Laura tenía razón en todo, pero que lo dijera tan directo me dolió. Aunque lo sabía, no quería reconocer que era muy probable que Vanessa estuviera en una relación con esa mujer. Suspiré resignada, debía olvidarla de una vez.

-Kiara, yo no sé que es lo que ella pretende. Si quisiera estar con vos vendría y te lo diría, pero ella no vino para recuperarte. Y si quiere ser tu amiga claramente no es consciente de lo mucho que la querés, porque está claro que vos no podés ser su amiga sin ilusionarte por algo más.

-Tenés razón, no puedo. Tengo que olvidarme de esa mujer de una vez. Salgamos, si yo no estoy en condiciones de conocer a alguien por lo menos voy a conseguirte una chica a vos.

-Me parece perfecto.- Lau me guiñó el ojo. Hacía rato que venía hablándome de su curiosidad por salir con una mujer.

Ese fin de semana salimos. La pasé realmente bien, hacía mucho que no salía. Si bien no conocí a nadie que realmente pudiera interesarme, Laura y yo estuvimos charlando con un grupo de chicas y nos divertimos bastante. Incluso logramos que Laura se besara con una de ellas. Pero fue solo eso, después bailamos, tomamos algo más y volvimos a nuestras casas. Con todo, la salida sirvió para subirme el ánimo.

Durante las siguientes semanas ignoré todo lo posible a Vanessa, y eso me ayudó a sentirme mejor. Una o dos veces intentó entablar una conversación más personal, pero yo siempre huía. Enseguida entendió que no quería saber más nada y dejó de insistir.

Tramposo DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora