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El sábado por la noche cenamos con la mamá de Vanessa. Esa mujer me caía cada vez mejor, siempre se mostraba amable conmigo y nos apoyaba. No muchas personas sabían de mi relación con Vanessa, bueno, nadie en realidad, a excepción de Laura, pero no era como si pudiera compartir mi felicidad con ella. Con mi familia tampoco me animaba a hablar aunque sabía que no podría posponer el tema por siempre. Mi mamá había insistido en que fuera a almorzar con ellos el domingo pero inventé una excusa sobre que tenía mucho que preparar para la semana y que no podía ir. Mamá no estuvo convencida y creo que incluso se ofendió diciendo que nunca quería ir a verlos y un poco era cierto, pero no quería enfrentarlos todavía. Vanessa y yo pasamos un domingo tranquilo juntas. No hablamos mucho, pero hicimos el amor varias veces, no necesitábamos palabras para expresarnos algunas cosas.

Por la noche fuimos al lugar que Vanessa había propuesto. Estaba lleno y se notaba con facilidad el ambiente LGBT, parejas, grupos de amigos, todas las mesas ocupadas.

-Deberíamos haber reservado...

-¡Allá hay un lugar!- Vanessa soltó mi mano y se lanzó entre las mesas abarrotadas hacia el lugar que había visto.

Identifiqué la mesa libre que ella señalaba y la seguí, pero tuve que detenerme para dejar pasar a una mesera con su bandeja repleta de vasos y jarras de cerveza. Cuando reanudé mi camino Vanessa ya estaba junta a la mesa y al parecer discutía con otra mujer que también reclamaba el lugar. Me apresuré a llegar junto a ellas y lo hice en el momento que alguien más se acercaba. Ambas nos vimos sorprendidas.

-¿Laura?

Ella a penas me miró y tomó del brazo a la mujer que hasta hacía un segundo discutía con Vanessa pero que ahora me miraba intrigada. Se hizo un silencio incómodo que la mujer rompió.

-¿Se conocen?

-Trabajamos juntas.- respondió Vane.

-Genial, entonces podemos compartir la mesa.

-Seguro.

Para mi sorpresa tanto la mujer como Vanessa se sentaron una frente a la otra y a Laura y a mí no nos quedó otra opción que sentarnos también cada una al lado de su respectiva pareja.

-Por cierto.- habló la mujer.- Mi nombre es Camila.

-Yo soy Vanessa y ella es Kiara.

-Kiara, claro.

Toda la situación era extraña: Laura sentada frente a mí sin mirarme o hablar, esta mujer desconocida que claramente sabía de mí; Vanessa aceptando tranquilamente la invitación para compartir la mesa con una desconocida y Laura.

Por suerte una mesera se acercó alegremente preguntando que deseábamos tomar. Elegimos nuestra bebidas y nos dejó los menús para elegir la cena.

El silencio incómodo volvió mientras leíamos e intentábamos elegir, aunque en realidad mi atención estaba en Laura que, al parecer, lo notó.

-Voy al baño.- anunció y sin esperar respuesta se levantó para perderse entre la multitud.

Yo miré a Vanessa que me devolvió la mirada con tranquilidad y entendí. Me puse de pie y seguí a Laura al baño.

-Es linda.

-¿Qué?

-Kiara.- me aclaró Camila.- Es linda, ahora entiendo porque Laura estaba tan perdida por ella.

-¿Estaba?- pregunté.- ¿Ya no?

-No, lo sé, pero tengo entendido que Kiara siempre estuvo enamorada de vos, así que no debería preocuparte.

-No es eso lo que me preocupa.

-¿Entonces?

-Kiara está triste desde su pelea con Laura, es su amiga y la extraña... Tampoco te veo preocupada ¿Ustedes están juntas?

-La conozco hace muy poco como para preocuparme por algo así, me gusta y mucho, pero la conocí así, intentando superar a Kiara y quiero creer que puede hacerlo, lo está haciendo, aunque para serte sincera, creo que también extraña a su amiga.

En ese momento la mesera se acercó con nuestras bebidas y sin mucha vuelta acordamos pedir una pizza, ya pediríamos algo más si Kiara o Laura lo deseaban.

-¿Crees que puedan volver a ser amigas?- Le pregunté a Camila mientras bebía mi cerveza.

Ella se encogió de hombros.

-Supongo que ya lo averiguaremos...


Pueden volver a ser amigas o no?

Tramposo DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora