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Cuando la charla terminó todos los profesores se acercaron a presentarse y darle la bienvenida. Yo fingí esperar mi turno después de Laura que fue la última en acercarse.

-Mucho gusto, doctora Spinger, Laura Alonso, biología- dijo estrechando su mano emocionada.

-Mucho gusto, Laura.- respondió y luego me miró- Kiara...

-¿Ustedes se conocen?

-Si.- Respondí y me retiré de la sala.

-¡Kiara! - Laura me siguió por el pasillo. -¿De dónde la conocés? No me digas que ella es...

-Si, es ella Laura- ambas entramos al baño de profesores. Laura conocía la historia, era la única en la escuela que conocía mi sexualidad. Se lo había contado porque ella me había manifestado su curiosidad por probar con una mujer alguna vez, aunque nunca había pasado nada entre nosotras.

-¡No te lo puedo creer! Y a mí que me había caído bien...

-No tiene que caerte mal por eso. Seguro es una excelente directora.

-Después de lo que te hizo claro que me cae mal. Será buena directora pero fue pésima persona. Además... ¿Qué clase de buena profesora se acuesta con su alumna?

-Ya no era su alumna.

-Da igual, estuvo mal.

-Yo quería que eso pasara.- apreté los dientes intentando contener mi enojo.

-Si se hubiera quedado para ser tu pareja no lo vería mal, pero se fue sin decir nada. No querías que eso pasara.

Esa tarde me fui enojada, llegué a mi casa alrededor de las 5 y me dediqué a ver televisión para no pensar. No funcionó. No dormí en toda la noche. Al día siguiente por suerte era viernes. El lunes Vanessa asumía oficialmente el cargo. El domingo a la noche soñé con ella, me había quemado la cabeza todo el fin de semana pensando cómo iba a enfrentar toda esta nueva situación y eso había prendido la mecha en mi inconsciente.

El lunes mis alumnos tuvieron que aguantar mi mal humor toda la mañana. Por el mediodía tuve un rato libre y me dirigí a la Dirección. Sabía que Vanessa estaba sola así que entré enojada.

-Preferiría que golpearas antes de entrar.- se quejó mirándome algo sorprendida.

-Y yo hubiera preferido que respondieras mis mensajes o que me dieras algún tipo de explicación.-le espeté cerrando la puerta un poco más fuerte de lo que hubiera debido.

Se quedó en silencio un momento sin dejar de mirarme.

-Siéntate.- soltó por fin. Le hice caso. - Kiara, sé que estuve mal, tenés razón. Si hubiera sabido que trabajabas acá no hubiera tomado este trabajo. De hecho pensé en renunciar...

-No.- la corté.- No podés irte ahora. Se lo que costó que encontraran a alguien. Si te vas esto sería un caos... ¿Por qué desapareciste?

-Me asusté. No estaba lista para eso. Desde esa mañana supe que había sido un error. Habíamos tomado bastante... No pensé que podía ser tan importante para vos...

-Lo eras ¿Por qué no dijiste nada? Si era un error ¿por qué me besaste así en el ascensor?

-Porque sabía que era la última vez que iba a hacerlo.

-Entonces... ¿Te arrepentiste?

-Me arrepiento de como hice las cosas. No podía cambiar lo que había pasado, pero debería habértelo dicho. Lo siento.- Intentó tomar mi mano pero la saqué y me puse de pie.

-Me importabas, desde siempre, te admiraba... ¡arruinaste todo!- me di la vuelta para irme antes de largarme a llorar.

-¡Kiara, esperá!- también se puso de pie.- si de algo sirve... para mi fuiste el error más hermoso que cometí, nadie me trató como vos... y te extrañé después de eso.

No le contesté, abrí la puerta y me fui.



Me quedé sola en mi nuevo despacho. Ver a Kiara me había shokeado. ¿Qué me estaba pasando? Otra vez me sentía una idiota. Creía que había enterrado esa historia. Con trabajo y más estudios, había olvidado a esa chica. Pero no era así, seguía en alguna parte de mí. Lo que más me sorprendía era ver que ella tampoco me había olvidado. La había visto con varias chicas durante sus años en la Universidad, pero ninguna parecía haber sido algo muy serio. Ahora, después de tres años de haber pasado una noche juntas me estaba reclamando por haber desaparecido y me había dicho que le importaba "desde siempre". Empecé a entender que Kiara había sentido cosas por mí siendo mi alumna. Yo, inconscientemente lo había notado y esa noche me había aprovechado de eso y de que estábamos algo borrachas para descargar mis propias frustraciones amorosos y saciar mi curiosidad. Lo cierto es que la experiencia había sido mucho más hermosa de lo que había esperado, me confundí de verdad y hui porque no estaba lista para afrontar determinadas cosas a mi edad. Nunca supe bien si lo que había descubierto esa noche era que me gustaban las mujeres o que me gustaba Kiara, es el día de hoy que no lo sé con certeza.

 

Tramposo DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora