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Empecé el año de pésimo humor y así seguí durante los primeros tres meses de clase.

Me volví más fría e intolerante que nunca, y es que ver a Kiara con Laura era más de lo que podía soportar. Nunca había sido celosa o posesiva como lo estaba siendo en ese momento. Generalmente no me preocupaba tanto por lo que los demás pensaran e hicieran, pero con Kiara era diferente. Tampoco había llorado por nadie como lo había hecho por ella, incluso algunas noches todavía lloraba al pensar que las cosas podrían haber sido diferentes.

Lo que más me dolía era que todo había sido por mi culpa, por mi miedo y mi orgullo. Había perdido la oportunidad con Kiara, no una, sino dos veces, e iba a hacer sufrir a más personas en el camino.

Es por eso que decidí ocultarme bajo una máscara de frialdad e insensibilidad. Sentía que la situación me sobrepasaba. Me volví estúpidamente exigente con todos los que me rodeaban, incluso con Kiara fui dura. Quería que sufriera como yo sufría cada vez que la veía con Laura, y en parte lo logré. Critiqué su trabajo prácticamente sin fundamentos, fui infantil y di un golpe bajo atacando donde más le dolía. En cuanto salió de mi oficina me arrepentí y quise ir a buscarla, pero no podía, el daño ya estaba hecho.

Con el tiempo trasladé mi frialdad también a casa. Ya casi no llamaba a mi madre y cuando ella llamaba no tenía ganas de hablar e inventaba excusas de que estaba ocupada. También me volví distante con Tatiana, nunca estaba de humor para compartir con ella, a menos que se tratara de sexo, ese era el único momento que me sentía un poco mejor.

No me había dado cuenta de cuánto la había alejado hasta que un día llegué y la encontré con las valijas hechas.

-Me vuelvo a Europa.- me dijo.

-¿Qué? ¿Por qué?

-Porque no tiene sentido que me quede, Vane.

-¡No! Esperá, por favor, no te vayas.- entré en pánico ante la idea de perderla.-Sé que fui horrible estas semanas, pero...

-Vane, escúchame, cálmate.- tomó mis manos y me obligó a mirarla a los ojos.-Sé muy bien que tú no eres así. Estás sufriendo más de lo tú crees, amor, por eso es que tengo que irme, yo no te hago feliz.

-No quiero que te vayas.

-Yo tampoco quiero irme, pero tengo que hacerlo. Si me quedo tú nunca vas a darte tu oportunidad con Kiara.

-Ella está con Laura, ¡no tengo oportunidad!- empecé a llorar.

-¿Estás segura de que están juntas?

-No sé, yo...- Segura, segura no estaba, pero me había convencido de eso intentando renunciar de una vez a tener algo con Kiara y así concentrarme en estar con Tatiana, pero todo había sido peor.

-Escucha tía, tú quieres a esa niña, yo lo sé, tú lo sabes, acéptalo, ve y dícelo.

-Parecés mi madre.

-He hablado con tu madre.

-¿Qué? ¿Qué te dijo?- temía que mamá le hubiera comentado lo del beso.

-Cálmate, ella está tan preocupaba por ti como lo estoy yo.-tiró de mí y me llevó hasta el sillón.-Siéntate.

Le hice caso y ambas nos sentamos.

-Vane, yo te amo y quiero que seas feliz.

-No quiero perderte.- sollocé.

-Tú nunca vas a perderme.- dijo acariciando mi rostro, secando mis lágrimas.- Inténtalo con Kiara, date la oportunidad con ella, vean que es lo que realmente les pasa. Si no funciona entonces vente a vivir a Madrid conmigo.

Sonreí.

-Te quiero tanto.

-Lo sé.

-Tengo mucho miedo, Tat...-le confesé.

-No lo tengas. Arriésgate, has lo que sientes.

La abracé fuerte, muy fuerte. No podía hacerme a la idea de no tenerla más a mi lado, no quería que se fuera, pero la entendía. Tal vez no amaba a Tatiana, pero era sin duda mi mejor amiga, la mejor persona que conocí en mi vida. Nunca nadie me demostró un amor más sincero y desinteresado como el que ella me mostró esa tarde. Ella que me amaba me dejaba para que fuera en busca de otra mujer. Ella que me había consolado sin hacer preguntas cuando en medio de la noche me encontraba llorando por Kiara. Ella sabía el motivo y aun así me abraza hasta que me quedaba dormida. Ella se merecía toda la felicidad del mundo y para eso yo también tenía que dejarla ir.

-Mi avión sale en tres horas, quieres llevarme o...

-Claro que te llevo.- dije levantándome.- quiero aprovechar cada minuto que me quede con vos.

Sonrió y se acercó para besarme.

Lloré todo el camino al aeropuerto y no sé cuántas veces la abracé y la besé antes de dejarla ir.

-Ya, tía, no llores más que me haces llorar a mí también.- me dijo con los ojos inundados de lágrimas.

-Te quiero, voy a extrañarte mucho.

-Yo también te quiero. Prométeme que vas a hacer todo para ser feliz.

-Lo prometo.

-Bien, esa es mi chica.- me dio un último beso en los labios y se fue.

Esa noche lloré hasta muy entrada la madrugada cuando finalmente me quedé dormida.

Al día siguiente mi mal humor era peor que de costumbre. Me desquité con la persona que no dejaba de darme motivos para que le llamara la atención: Laura. Nunca había conocido a nadie tan irresponsable para los papeles y las fechas y me aproveché de eso. Descargué toda mi frustración con amenazas estúpidas y ridículas. Pero el karma siempre actúa, tarde o temprano. Esta vez fue temprano, cuando salí la vi siendo abrazada y consolada por Kiara que me lanzó una mirada de odio que partió mi corazón en dos.

Fingí dureza, como siempre, pero en cuanto entré al auto me eché a llorar. Tatiana ¿por qué te fuiste?


FELIZ AÑO 2018!!!

Sean felices, amen y dejen amar!!! 

Se viene lo mejor de esta historia... Gracias por leer!

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