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El viernes volví a quedarme en casa, ahora sí a descansar. Esa semana había sido dura, habían pasado muchas cosas y ahora que empezaba a relajarme podía sentir el agotamiento en mi cuerpo. Laura estaba enojada, pero sabía que en unos días se le pasaría, podría hablar con ella el lunes en la escuela.

Vanessa se había quedado a dormir conmigo la noche anterior e iba a venir de nuevo en cuanto saliera de la escuela. Me había propuesto cenar en su casa, pero no me sentía lista para volver a su departamento, me traería tantos recuerdos y no estaba preparada para enfrentarlos.

Cuando llegó decidimos salir a dar una vuelta y cenar algo por ahí. Necesitábamos ir acercándonos de a poco y cuando estábamos solas era difícil romper el contacto. Ambas lo necesitábamos casi desesperadamente, habíamos pasado tanto tiempo deseando besarnos o abrazarnos que era imposible separarnos. De alguna forma me aterraba no poder volver a tenerla en mis brazos, pero a la vez no estaba lista para ir más lejos. Salir a comer afuera nos obligaba a mantener cierta distancia y a la vez pasar tiempo juntas.

Hablamos. Sobre todas las cosas hablamos, teníamos que recuperar la relación que habíamos perdido y que habíamos construido de esa forma años atrás. Y fue genial. Me sentí muy a gusto con ella, como antes, me fascinaba escucharla, me fascinaba que siempre sacara reflexiones profundas incluso de las cosas más estúpidas, me encantaba que me enseñara cosas casi sin darse cuenta. Y casi sin darnos cuenta estábamos planeando cosas juntas. Proyectos para la escuela, ideas para las clases, incluso viajes.

Volver a mi casa y acostarnos juntas fue mucho más fácil, seguimos hablando mientras jugábamos con nuestras manos, entrelazando nuestros dedos, haciendo bromas tontas mientras mirábamos la tele. Me sentía más tranquila a su lado y el miedo de que desapareciera a la mañana siguiente era casi inexistente. Finalmente, me quedé dormida abrazando su cintura mientras ella acariciaba mi pelo y eso era para mí la mejor sensación del mundo. Dormí de corrido toda la noche, cosa que no pasaba desde hacía mucho tiempo.

-¿Sería ir muy rápido si almorzáramos con mi mamá?-me preguntó mientras desayunábamos. La miré sorprendida.- Es que quiere conocerte. Le dije que estábamos intentándolo y... Bueno, no, le digo que no, que todavía no, es pronto.

-No, está bien. Me gustaría conocer a tu mamá.

-¿Segura?

-Sí, quiero saber todo de vos.-le afirmé. Sí, era un poco pronto, pero no me importó.- Sé que tu mamá es importante para vos, yo también quiero conocerla.

Me dedicó una hermosa sonrisa antes de darme un beso rápido y volver a su teléfono para confirmarle a su madre que sí, almorzaríamos con ella.

Pánico. Pánico fue lo que me agarró cuando entramos al café donde su mamá nos esperaba. Vanessa lo notó y apretó fuerte mi mano.

-¿Estás bien?

-Sí. Sólo... me da un poco de vergüenza.

-No tenés nada de qué avergonzarte. Probablemente la que pase vergüenza sea yo cuando mi mamá empiece a hablar de mi infancia y cosas así.- me hizo sonreír.

-Me preocupa un poco lo que pueda pensar...

-Mi mamá está de acuerdo con esto. No te preocupes.

Suspiré y asentí. Me sentía más nerviosa que la primera vez que tuve una reunión con los padres de mis alumnos. No sabía qué esperar. Vanessa había dicho que su mamá siempre la había apoyado cuando le contó lo que había pasado entre nosotras, pero también que había adorado a Tatiana y yo al lado de ella me sentía poco y nada. Entremos y vimos a Ana que nos esperaba ya sentada en una mesa.

-Así que vos sos la famosa Kiara.

-Mucho gusto señora.- le tendí la mano que ella tomó de manera animada.

-Por favor, tuteame querida, que me siento muy vieja si no.

-Lo sos, mamá.-dijo Vanessa sentándose.

-Callate vos. Sentate.- me señaló la silla y ambas tomamos asiento.

En ese momento se acercó el mozo y nos entregó una carta a cada una. Estaba tan nerviosa que no había nada que realmente quisiera comer, pedí lo mismo que Vanessa y enseguida me arrepentí, su mamá iba a pensar que era la menos original del mundo.

-Entonces, Vanessa -habló Ana cuando el mozo se fue.- por fin te decidiste a ir a buscarla y decirle lo que sentías.

Vanessa bajó la vista y noté como la vergüenza alcanzaba sus mejillas. Puse mi mano en su muslo y le sonreí suavemente. Ana también sonrió.

-Ya era hora. Después de que Tatiana se fue pensé que tu depresión iba a empeorar.

-¡Mamá! - Vanessa la regañó poniéndose más colorada.

Me sentí mal por ella. ¿Tan mal había estado todos estos meses?

-¿Qué? De verdad me tenías preocupada. Creí que con Tatiana ibas a poder olvidar a esta chica -me señaló- pero cuando ella me dijo que entre ustedes las cosas no funcionaban y que iba a volver a Europa de verdad me preocupé.

-¿Podés dejar de nombrar a Tatiana? Estoy con Kiara ahora.- ¿Estábamos juntas? La conversación se estaba volviendo muy incómoda y yo me sentía totalmente fuera de lugar.

-Y me alegra. Es más hermosa de lo que decías.

Esta vez fui yo la que se puso totalmente colorada. Vanessa me miró con una sonrisa.

-Gracias.- logré articular aun avergonzada.

Ana también sonrió. A partir de ahí la charla se fue volviendo más amena, al menos nuestra relación amorosa no era el tema de conversación. Ella quería conocerme, así que me hizo millones de preguntas, pero no me sentí atacada en ningún momento. Vanessa tenía razón, su mamá parecía feliz con nuestra relación.

Para el final del almuerzo Ana me caía bien y al parecer yo a ella. Vanessa también parecía más tranquila, pero sobretodo feliz. Me di cuenta cuánto me gustaba verla sonreír, verla sonrojarse con algunos de los comentarios de su mamá, ser ella misma sin ningún tipo de máscara. Esa era una de las cosas que había hecho que me enamorara de ella hacía cuatro años, incluso antes, cuando empecé a conocerla de verdad. Me parecía una completa locura que después de tantos años estuviéramos donde estábamos en ese momento: almorzando con su mamá, iniciando una relación, pensando en, de algún modo, pasar la vida juntas.


No hay mucho que decir, siempre trato de publicar da a dos partes para que no sea algo tan corto, pero hoy me conformo con esta parte un poquito más larga de lo usual.

Gracias por leer!

Tramposo DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora