29

366 43 2
                                    

La siguiente semana Kiara y yo prácticamente no nos separamos. O yo dormía en su casa o ella en la mía, era inevitable, no soportaba tenerla lejos, hacíamos todo juntas. Cocinábamos juntas, comíamos juntas, dormíamos juntas, nos bañamos juntas en varias ocasiones y cuando teníamos que hacer cosas las trabajo o alguna simplemente quería leer hacíamos café y nos acompañábamos en silencio. Era perfecto, pero ambas sabíamos que no podía ser siempre así, en algún momento debíamos romper nuestra burbuja y volver a la realidad.

Laura se mantuvo alejada de nosotras, Kiara dejó de insistir, pero yo sabía que le dolía mucho no tener a su mejor amiga. Me sentía culpable por eso, pero no tenía muchas opciones, así que simplemente dejé de molestar a Laura con cosas del trabajo. Realmente no era necesario, ella trabajaba bien y yo había sido una completa bruja. Ahora, cada vez que me enojaba por algo o con alguien, Kiara me ayudaba a calmarme. Una mano en mi brazo, una mirada o su sola presencia hacían que todo malestar desapareciera. Me costaba creer que había vivido tanto tiempo sin ella.

Una noche decidí escribirle un mail a Tatiana, no estaba segura de si era lo correcto, pero necesitaba decirle muchísimas cosas. En el mail le agradecí por todo lo que había hecho por mí, por haberlo intentado, por quererme a pesar de todo y por alentarme a intentarlo con Kiara a pesar de que eso le doliera. Pero sobre todas las cosas me disculpé una y otra vez, por haberla lastimado tanto. Me dolía que todo hubiera sido tan injusto con ella. Tatiana tenía todo el derecho a estar enojada conmigo y sin embargo había sido paciente y había priorizado mis sentimientos antes que los suyos. Yo no podía quererla como ella merecía, eso era algo que ninguna podría haber cambiado, por mucho que quisiéramos. Pero de alguna forma yo la había amado y ella me había enseñado a amarme a mí misma. Le deseé que encontrara a alguien que la hiciera feliz, porque nadie se lo merecía más que ella.

Cuando le conté a Kiara del mail no pareció muy contenta, pero cambió su actitud cuando le permití leerlo. No quería que se enojara, pero necesitaba compartir mis sentimientos con ella y necesitaba que Tatiana supiera todas esas cosas, necesitaba decirlas. Kiara lo entendió, me abrazó y me animó a mandarlo.

Esa noche volví a llorar porque sentía que no merecía la felicidad que tenía y entendí que todavía no me perdonaba a mí misma.



El lunes entré a mi oficina y me llevé una gran sorpresa.

-Laura.- Casi sin mirarla rodeé mi escritorio y dejé mi bolso antes de mirarla.- ¿Qué necesitás?

-Tengo que citar a unos padres. Tengo un alumno que no está haciendo absolutamente nada en mi clase, ni en la de los demás.- No de muy buena gana soltó unos papeles sobre mi escritorio.

-Santiago.- Adiviné tomando los papeles.- ¿Por qué estás solicitando vos la entrevista con los padres?

-Soy la tutora del curso. Solo en las clases de Literatura trabaja, aunque si aprueba es con lo justo.

-Las clases de Kiara...- dije mirando los informes de los demás profesores.

Laura revoleó los ojos y volvió al tema de citar a los padres, claramente incómoda de tener que hablar conmigo.

-Necesito citar a los padres y creo que deberías estar presente. Si Santiago sigue así va a repetir el año, además, si bien nunca fue el mejor alumno, sus notas nunca habían sigo tan bajas.

-Está bien. Voy a llamar a su casa y arreglar una reunión con sus padres.

-Bien.

Se dio la vuelta lista para irse y vi mi oportunidad. Me apresuré a caminar hasta ella.

-Laura, esperá.- me miró.- ¿Podemos hablar un segundo?

-Si me vas a hablar de Kiara, no, no podemos.

-Por favor.- me paré delante de la puerta para detenerla.- Entiendo que me odies y que no confíes en mí, me lo merezco, pero ella no. Entiendo que estés enojada, pero ¿No te parece que ya pasó bastante tiempo? Podrías hablar con ella, escucharla. Sé que te extraña y no soporto verla triste.

-¿Escucharla? ¡Llevo años escuchándola, Vanessa! ¿Y vos no soportás verla triste una semana? Vos no tenés idea lo que es ver a Kiara totalmente rota, yo sí. Rota por tu culpa.- Sus palabras estrujaron algo en mi interior, Laura tenía razón.-Yo no soy la mala. ¿De verdad la querés? Bueno, ahora es tu turno de sentirte impotente.

- ¿Mi turno?- pregunté confundida, pero entonces lo entendí.- ¿Vos estás enamorada de ella, no?

Sonrió con sorna.

-¿Ella no te contó?

¿Contarme? ¿Qué tenía que contarme Kiara? ¿Sí había pasado algo entre ellas? Laura siguió hablando como si lo disfrutara.

-Kiara tampoco confía en vos. Si lo hiciera te lo hubiera dicho.

Laura se fue y no tuve fuerza para detenerla.

No pude pensar en otra cosa en todo el día. Si realmente había pasado algo entre ellas ¿por qué Kiara no me lo había dicho? Tal vez Laura tenía razón y ella no confiaba en mí y eso dolía. Dolía porque sabía que era totalmente justo. Laura sentía cosas por Kiara y yo me moría de celos porque sabía que ella era mejor que yo. 



La Musa es increíble, no creen?

Tramposo DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora