Cuando Ignacia se fue me sentí agotada de repente. Tenía razón, así como ella nos había visto podía vernos cualquiera. Kiara venía a buscarme a la escuela y, aunque era a última hora y casi no había nadie, la mayoría de los alumnos vivía en el barrio, podían vernos en cualquier momento, de hecho. Vivíamos muy cerca de la escuela, éramos discretas, pero tampoco es que pudiéramos vivir escondiéndonos por siempre.
Unos golpes en la puerta me volvieron a la realidad.
-Adelante.
Laura entró.
-Permiso.
-Pasá, pasá.- señalé la silla.- sentate.
Laura siguió mis indicaciones.
-¿Todo bien?
-De hecho, no.
-¿Qué pasó?
-¿Puedo contarte y me prometés que no le vas a decir a Kiara?- Laura me miró con desconfianza.- Por favor, Laura, son la única en la que puedo confiar. No es que quiera ocultarle cosas a Kiara, solo no quiero preocuparla más de lo necesario.
-Entiendo. Está bien.
-La que viste hace un rato es la inspectora.
-Sí, lo sé.
-Bien. Ella nos vio el domingo.
-¿Qué? ¿A quiénes?
-Por lo que entiendo solo a Kiara y a mí. No te preocupes.
-¿Va a hacerles problema por eso?
-No.- suspiré.- Pero me advirtió que puede serlo y tiene razón.
-No debería. Es decir, es raro, sí, pero al final es su vida.
-Lo sé y ella lo entiende más que nadie, creeme.-omití decir que Ignacia también había estado en el bar.- Pero eso no significa que todos lo entiendan y sería lógico que quisiera ahorrarse problemas.
-¿Qué vas a hacer?
-No lo sé. Le dije que me diera tiempo, Kiara está buscando otras escuelas, en cuanto pueda acomodarse en otro lado va a dejar las horas acá.- Laura no pareció contenta con esa información así que aclaré.- Le dije que yo podía renunciar y buscar otra cosa, pero no quiso, quiere que esté a cargo acá.
-Sí, eso suena muy Kiara y por mucho que me pese, tiene razón. Aunque fuiste insoportable ahora no sos ninguna molestia.
Reí.
-Lo voy a tomar como un cumplido.
-Sí. Pero hablá con Kiara lo antes posible.
-Lo prometo. Gracias.
-De nada. Ahora, volviendo al trabajo...
Seguimos nuestra conversación con cosas del trabajo, pero se había sentido lindo poder confiar en Laura, tenerla de aliada, tener una amiga, alguien que sabía que iba a cuidarnos, en especial a Kiara, eso era lo que más me preocupaba en ese momento.
Mi almuerzo con Laura había sido más que agradable, extrañaba mucho nuestras charlas, la extrañaba mucho a ella y me hacía feliz saber que estaba bien con Camila, de hecho, se la veía radiante. Por un momento sentí que al fin todo se acomodaba, el último año con la reaparición de Vanessa había sentido que mi vida se transformaba en un torbellino de emociones y ahora esa tormenta se estaba calmando. Pero, por otro lado, tenía un mal presentimiento, Vanessa había estado rara la última semana y no tenía idea a qué se debía. Intentaba estar tranquila, pero sentía que algo me ocultaba y el miedo a que se fuera otra vez empezaba a crecer en mi interior.
Vanessa, que siempre era tierna y dulce conmigo, esa última semana había estado distante, como si estuviera distraída, pensativa. Pasaba mucho tiempo en su computadora o leyendo e intercambiamos pocas palabras el tiempo que estuvimos juntas. Yo también había estado ocupada con el regreso a clases, pero esperaba hacer el amor por la noche o solo acurrucarnos. Sin embargo, ella se escondía detrás de algún libro o se dormía temprano diciendo que estaba cansada. Las veces que le pregunté qué le ocurría alegó que se trataba de cosas del trabajo y que se sentía fastidiada de volver a la rutina, que no me preocupara. Cuando intentaba tranquilizarme me convencía con sus palabras, veía la calidez en sus ojos, la dulzura con la que siempre me miraba y entonces todo estaba bien por unos minutos. Luego, la pesadez y el miedo regresaban.
Mientras conducía de regreso del almuerzo con Laura empecé a preguntarme qué haría si Vanessa quisiera irse de mi lado otra vez ¿Y si le había surgido un trabajo en otro lado y lo estaba considerando pero no sabía cómo decirme? ¿Y si era así qué haría yo? ¿La seguiría? Mi corazón dijo que sí, a donde fuera, no quería volver a perderla. Pero... ¿Y si no me quería con ella? ¿Y si yo no quería irme? ¿Se iría sin mí?
Así fue como al llegar mis emociones estaban a flor de piel, tenía un nudo en la garganta y solo quería abrazarla y volver a sentir que todo estaba bien.
Cuando entré al departamento la encontré recostada en el sillón, había un vaso de vino sobre la mesa ratona. Esa imagen me asustó, Vanessa no tomaba tan temprano... ¿o sí? De repente sentí que no la conocía tan bien como pensaba.
Les dije que quería subir capítulo y acá está!
Ah, sí, hay otro a continuación...
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Tramposo Destino
RomanceKiara conoce a Vanessa como su profesora de la universidad pero todo entre ellas termina mal. El destino no se conforma con eso y vuelve a juntarlas. ¿Qué pasará esta vez?