⊏Completa la primera parte (en edición)⊐
¿Acaso podría dejar ir a su dolor de cabeza? ¿Como dejar ir aquellos ojos color durazno?
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Para Dmitry sentir el tacto tembloroso de aquella coneja que intentaba ser fuerte, se volvía una obse...
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Welcome to she's memories
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Los pétalos caían con abundancia mientras la joven dejaba agitaba aquellas flores que le daría a la persona que más amaba, parecía que la primavera se volvería fría al ver los ojos de la joven que fríamente dejo caer el ramo de flores anaranjadas.
Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras observaba como la secretaria privada de su primer amor era amada por él, su mundo daba vueltas mientras su corazón dolía con fuerza.
Hace poco había salido del hospital por complicaciones en su salud y ahora mirando aquello tan desgarrador parecía que volvería al hospital. Cobarde dio ligeros pasos hacia atrás y abandono aquella escena antes de ser descubierta.
Su amor profundo hacia Tristán le impedía creer que Chelsea, secretaría del que creía su prometido, tenía el corazón de aquel hombre. Uno que tanto a amado y tratado de enamorar con su bello rostro y la inocencia que gobernaba en ella.
Pero su único defecto parecía ser algo espantoso, siempre odio el día en que todos la envidiaron y ese día en que le fue inyectada la sangre de una especie distinta a la de ella.
Su tartamudeo le impedía hacer cosas y el temor hacia la gente parecía crecer, más al mirar como Tristán acariciaba el rostro de Chelsea.
El sonrojo en las mejillas de esa omega era tan tierno y pensó en las palabras que siempre escuchaba de su prometido.
«Me disgusta el hecho de que quieras aparentar ser así»
«Maldito error fallido»
«Te ves tan odiosa queriendo actuar de esa forma»
Pero hoy ella acaba de ver como la ternura de la otra omega parecía hechizar a Tristán y cautivar tanto su mirada, nunca había visto a ese hombre tan feliz y complacido como con su secretaría.
Olivia miró a cada uno de los sirvientes de su familia, todos la miraban con odio, ya que era sabido que la joven no era querida por sus berrinches y escenas de "pánico", nadie le creía, todos odiaban el hecho de tener que servir a una chica tan inútil.
Y ahora comenzaban a murmurar por verla llorar, se burlaban de la joven y miraron como el joven Tristán llegaba corriendo.
— Cariño, no es lo que crees —. La joven rubia quedó en conmoción al ver que quería mentirle cuando ella vio todo con sus propios ojos.
— ¿Ento-ento-entonces... que fu-fu-fue? —.
Quiso ver si acaso ella vio mal y malinterpreto todo, era costumbre de ella hacer eso. Pero más era que Tristán siempre sabía qué decir para ocultar sus amoríos con miles de mujeres y en la inocencia de Olivia ella le creía abiertamente.
