Capítulo veintidós - Un buen Alfa

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Welcome peachie

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Olivia


Solloce abrazándome a mi misma, cerraba mis ojos cuando estos ardían. Parecía no tener fin, puede que esta marca solo sea un impulso de él. Dmitry no ha dicho nada, ni siquiera ha venido a verme y es algo que me hace sentir más triste.

¿Estará con ella?

No me ama, no me quiere, no siente nada por mí. Eso me repite mi omega que busca consuelo, Kurk se mantenía dentro de la habitación calmando un poco la tristeza de mi omega con su aroma de Alfa. Pero yo no quería eso y el aroma del Alfa que quería se estaba marchitando.

— Reina, no llore de nuevo —. Escuché el pedido de Luna, pero no podía evitarlo.

— Ay, Diosa Luna. Yo le dije, se lo dije, Reina —me regañaba Samanta dándome un pañuelo—. Si tan solo no fuera tan fuerte el líder iría a castrarlo, ¿está segura que tiene a otra? —.

Comencé a llorar con más fuerza, escondiéndome entre las sabanas, el aroma de él era rico. Chocolate amargo y Ciruelas, parecía algo tranquilo su aroma. Pero aunque me guste su aroma, él no me quiere. Y no quiero aferrarme, pero mi omega me hace sentir todo el dolor posible.

— Mejor hablemos de otra cosa, Reina, ¿tomo las pastillas? —asentí sin pensarlo—. Mmm, hubiera sido tierno ver a unos cachorros en esta desolada mansión. Pero se respeta su decisión Reina. El líder no es bueno para usted —.

— Si quiere hacerlo enojar, refiérase a él como gato, eso les molesta mucho a los felinos —. Alce mi rostro de entre las sabanas y las mire a las dos, ellas asentían con una sonrisa.

Me reí un poco imaginando su mal humor al ser llamado de esa forma, yo era la única con el valor para desafiarlo. Al final de cuentas, si acababa conmigo, yo no tenía nada sentimental hacia alguien y no sufriría al pensar en alguien que le afecte mi deceso en este mundo.

— Déjenos solos —me quedé sin voz en ese instante y pase mi mano por el vendaje que cubría la marca —. Olivia, lo siento —.

No. 

¿Qué?, di que me odias. Porque un lo siento cuando no parecía tener sentimientos conmigo, dejo en claro el monstruo que puede ser al tratarme de esa forma.

Mi omega seguía chillando, quería perdonarlo, pero yo me negaba a eso.

— Fue un impulso al ver que querías dejarme —cerré mis ojos con nuevas lágrimas—. Esto estuvo mal, yo estuve mal, lo siento —. Sentí su mano sobre mi mejilla, las yemas de sus dedos limpiaban mis lágrimas una por una.

— T-tú... no pu-pu-puedes... Tú-tú... da-daño —. Mordí mi lengua al estar nerviosa y escuchar como tartamudeo me hace sentir patética.

Sus brazos me atraparon envolviéndome por completo, alce mi rostro para mirarlo por primera vez desde ayer. Tenía miedo, temblaba sintiendo un cosquilleo en su marca por sus ojos oscuros que brillaban.

Dmitry (Bylsorm I) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora