Nick estaba confundido. Sabía que lo que sentía por Charlie no sería fácil de borrar y esa molestia en el pecho llevaba meses ahí sin dar indicios de quitarse en un futuro cercano pero había aprendido a vivir con eso, mucho de eso tenía que ver con el psicólogo al que veía una vez a la semana. Siempre supo que el trabajo de los psicólogos era importante —se había casado con una y conocía de primera mano su labor— pero no creía que él hubiese necesitado uno hasta que fue demasiado tarde.
Mirando hacia atrás se daba cuenta de que si hubiese acudido a uno en su adolescencia después de todo lo que pasó con su padre, las cosas habrían sido muy diferentes pero en ese entonces todo lo relacionado con la salud mental no era muy bien visto y se negó rotundamente todas las veces que su mamá le rogó que asistiera a terapia. Supuso que al final, las madres siempre tenían la razón.
Pero a pesar de la terapia, de los medicamentos y de sus sentimientos por Charlie aún ardiendo dentro de él, en ese momento su cabeza se encontraba hecha un lío. Lexie había llegado la tarde anterior al departamento llorando, él se había quedado dormido viendo una película con Cielo así que no la había visto llegar, pero cuando se dirigió a su habitación para decirle que iba a ir a comprar algo de cenar, el sonido de sollozos le había llegado del baño.
Se notaba que ella intentaba que no la escucharan pero no podía fingir que no lo oía así que tocó la puerta y a pesar de que ella le dijo que estaba bien y que no entrara, él no pudo evitarlo. Su corazón dio un vuelco al verla con los ojos hinchados y la pequeñas manchas rojas en algunos sitios de su cara, no esperaba encontrar ese tipo de dolor en sus ojos, no era el que siente un padre al ver a su hijo apagarse cada día y que ellos llevaban grabado en sus caras cada día que pasaba. Era un tipo de dolor distinto, el mismo dolor que él venía sintiendo hacía meses.
La abrazó y la dirigió hasta la cama en donde se sentaron uno al lado del otro y esperó pacientemente hasta que ella le contó que Gianluca había terminado su relación con ella. Al principio pensó que era una broma, aunque por lo afectada que estaba era obvio que no lo era, pero no era posible, había visto como el médico la miraba, cómo ambos se miraban y aunque le dejaba una sensación amarga en el estómago, reconocía que en su propia relación de once años con Lexie, nunca se habían mirado de esa forma. Sí, estaban enamorados y estaban locos el uno por el otro, pero esto era diferente y no podía imaginarse una razón como para que hayan decidido terminar su relación. Pero Lexie no quería hablar de eso y él no la obligaría a hacerlo así que se quedó ahí en silencio hasta que se durmió para luego salir a ver a sus hijos y acompañarlos un rato antes de que se fueran a dormir.
El verdadero problema surgió esa misma mañana cuando el sonido de cosas cayendo lo había despertado y al apresurarse a la cocina se encontró con Lexie moviéndose de un lado a otro sin realmente ver lo que estaba haciendo. Y tal vez no se hubiese preocupado tanto porque Lexie muchas veces andaba con la cabeza en las nubes, pero era un sábado a las ocho de la mañana y ella nunca estaba despierta a esa hora por voluntad propia.
—¿Qué haces levantada, Lex? —preguntó Nick antes de volver a mirar hacia el reloj que estaba en la cocina—. Son las ocho y es sábado.
—Preparo el desayuno, ¿qué más?
—¿Cómo amaneciste?
—¿No me ves? En perfectas condiciones.
Una pregunta estúpida a su parecer, ¿qué esperaba? Solo el día anterior le habían roto el corazón roto. Eso, sumado a la velocidad con la que usaba un cuchillo para cortar trozos de naranja, no le pareció una buena señal.
—Lex...
—¡No quiero hablar de eso, Nick! —explotó pero luego de un segundo soltó un largo suspiro—. Por favor, está bien, yo estoy bien y es mejor dejarlo así.
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Love Happens (LIH #2)
RomanceSEGUNDO LIBRO SERIE LET IT HAPPEN. Charlotte Banks había pasado por mucho en la vida, parecía estar destinada a las desgracias. Poco antes de cumplir diecinueve años, ocurrió un acontecimiento que cambió su vida para siempre. Luego de lograr escapa...