Capítulo 59: Dolor

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Charlie se estiró disimuladamente sobre su asiento, dejando el lápiz encima de la mesa y moviendo el cuello de un lado a otro en un intento por calmar el leve dolor que sentía por haber estado demasiado tiempo en la misma postura. Había terminado su primer examen de la clase de «escritura creativa», su favorita hasta ese momento y se sentía realmente conforme con lo que había redactado.

Comenzó a guardar sus cosas y se levantó para dejar el examen frente a la mesa del profesor, quién la miró con una ceja enarcada; era la primera que terminaba y todavía quedaba media hora antes de que se les acabara el tiempo. Charlie solo se encogió de hombros y les hizo un gesto a su amiga Mini, para hacerle saber que la esperaría fuera a ella y a sus otros dos amigos, aunque ellos parecía que estaban a años luz de terminar.

El pasillo estaba desierto ya que toda la universidad seguía en clases, así que salió del edificio y se acomodó en una de las bancas que habían en el patio, a la sombra de un árbol. Se puso los audífonos y sacó el libro del que no podía despegarse desde que lo inició. Lo había comenzado dos noches antes y si no hubiese tenido ese examen, ya lo habría terminado. No solía leer libros que estuvieran demasiado de moda pero después de ver que pasaban la película por la tele y de engancharse como cuando era adolescente y Crepúsculo estaba de moda, corrió a la librería más cercana y consiguió su ejemplar de Divergente de Veronica Roth. Tal como esperaba, el libro era mucho mejor que la película y le gustaba sumergirse en mundos tan diferentes, que el propio parecía extraño por lo menos durante un par de horas.

Había pasado un mes desde que terminó lo que fuera que tuviera con Nick y las cosas hacían todo menos volverse más fácil, como todos le decían que pasaba con el tiempo. Aunque ella sabía que podría superarlo, había pasado cosas peores, solo debía sufrir un tiempo más y luego volvería a disfrutar de la vida, volvería a sonreír de verdad.

Alguien se sentó a su lado y por un momento se sobresaltó, antes de reconocer demasiado bien esa sonrisa arrogante que tenía en frente.

—¿Divergente, Charls? —preguntó Iván, la facultad de derecho estaba al lado de la de Artes, a la que pertenecía Literatura y compartían el patio. No era una sorpresa encontrarse a su amigo en las horas libres y en las no tan libres también—. Creí que una estudiante de literatura estaría leyendo algún clásico. Jane Austen, quizás.

—Jane Austen es la única escritora de clásicos que has escuchado en tu vida y es solo porque Maddie te obligó a ver Orgullo y prejuicio unas veinte veces, ¿verdad?

—Tal vez.

Charlie le sonrió, su sonrisa todavía no le llegaba espontáneamente a los ojos pero cuando estaba con sus amigos, estaba bastante cerca de conseguirlo.

—Para tu información, la literatura juvenil sigue siendo literatura y a diferencia de lo que la mayoría de mis compañeros compañeros, futuros Shakespeares creen, que me gusten este tipo de libros no me hace más o menos lectora que ellos. Además, el libro está buenísimo y si solo te vas a burlar de él, pues prefiero seguir leyendo sobre Cuatro.

¿Cuatro?

El protagonista masculino.

Iván puso los ojos en blanco y luego volvió a sonreír al volver a mirarla.

—Te ves bien, Charls.

—¿Debería verme mal? —no lo dijo con maldad, simplemente parecía resignada.

—Claro que no, pero no sería extraño. Tienes todo el derecho a sentirse triste de vez en cuando, todos lo tenemos.

—No quiero hablar de eso, estoy bien.

Love Happens (LIH #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora