Capítulo 54: Últimas caricias

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Nick estaba nervioso y le temblaban las manos, sentía que estaba haciendo algo malo aunque no debería haber nada incorrecto en visitar la casa de la chica con la que salía. El problema estaba en que los padres de la chica no tenían idea de que él estaría ahí y probablemente no les gustaría nada la idea, ¿por qué no se había fijado en una mujer de su edad que no dependiera de sus padres? No lo sabía, pero de cualquier forma, tampoco se arrepentía, Charlie era todo lo que quería.

—¿Te vas a quedar parado ahí toda la noche? —bromeó Charlie desde la puerta mientras él parecía paralizado frente al portón—. Los vecinos pensarán que eres un rarito.

Eso lo hizo reír y se apresuró a entrar, aunque todavía tenía sus dudas de si era una buena idea. Lo mejor sería que fueran a otro lugar en el auto pero estaba agotado física y emocionalmente, lo único que quería era sentarse en lugar tranquilo y rodeado por los brazos de esa mujer preciosa que tenía en frente.

Charlie lo esperó con los brazos abiertos y luego de darle un gran abrazo, lo invitó a pasar. Le indicó que se sintiera como en su casa mientras lo invitaba a acomodarse en el sillón y ella iba a prepararle un café pero él quiso acompañarla en todo momento.

—¿Por qué estás sola? —preguntó mientras esperaban que el agua hirviera.

—Murió el padre de un amigo muy cercano de papá así que fueron a dar sus condolencias. Es a cuatro horas de aquí, así que decidieron quedarse allá para mañana también ir al funeral, no querían que me quedara sola pero yo tampoco quería ir, los funerales me hacen muy mal así que prefiero evitarlos si no son de personas demasiado cercanas. Además, probablemente hayan muchas personas que nos conocen de hace años y no estoy en condiciones de recibir abrazos de nadie.

—¿Ni siquiera de mí? —sonrió levemente y ella le guiñó un ojo mientras sacaba dos tazas de un mueble. 

—Tú eres diferente.

—Siento que en cualquier momento, tus padres entrarán por esa puerta y me encontrarán aquí muy cómodo sentado en su cocina. Casi como si tuviera quince años.

—Te preocupas demasiado —Charlie se acercó a él con una sonrisa, se sentó a horcajadas sobre su regazo y llevó sus manos hacia los hombros de Nick.—. Relájate.

Presionó sus manos lo suficiente para saber que estaba demasiado tensó así que comenzó a masajear sus hombros con delicadeza y él soltó un pequeño sonido de placer. Un masaje era justo lo que necesitaba en ese momento y 

la forma en que lo estaba recibiendo era mucho mejor.

El agua hirvió y Charlie se apartó de él, depositándole un pequeño beso en el cuello. Se levantó y fue hasta el hervidor pero antes de llegar, Nick la tomó del brazo, la giró hacia él y acercó sus labios a los de ella mientras la levantaba del suelo para sentarla sobre la encimera con las piernas rodeando sus caderas. La chica soltó un pequeño grito de sorpresa pero no tardó en responder ese beso apasionado, olvidando por completo lo que iba a hacer solo hace un momento.

Un ruido los sobresaltó tanto que a punto estuvieron de botar una de las tazas y cuando volvieron a la realidad, se dieron cuenta de que había sido el timbre. Se miraron con sorpresa porque no sabían quién podía ser y Nick supuso que si fueran sus padres, no golpearían así que no entró en pánico y ayudó a Charlie a ordenar su cabello que él mismo había desordenado minutos antes. La vio saltar desde la encimara y caer al suelo como si no pesara nada y la observó embobado mientras ella se acercaba al citófono que estaba al lado de la puerta de la cocina.

—¿Sí? —preguntó y sonrió—. ¡Ah, eres tú! ¿qué pasa? Sí, murió el papá del tío Edward así que fueron al funeral. Mmm... espera un poco —tapó el micrófono y miró a Nick con cara de disculpas—. Es Sammy, ¿te molestaría que entrara un momento?

Love Happens (LIH #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora