Capítulo 51: San Valentín

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Llegó enero. El día anterior se había cumplido un año desde el secuestro de Charlie y la chica había una semana horrible, llena de pesadillas que la hacían repetir una y otra vez el infierno que había pasado durante esos horribles días. Por momentos creía estar volviéndose loca porque cada vez que miraba por la ventana, le parecía verlo en cualquier hombre que pasara por la calle, por esa razón no se atrevió a salir de casa hasta ese día que había decidido quedarse con Nick, tal vez eso la lograba distraer de una vez por todas pero se equivocaba.

Nuevamente las pesadillas aparecieron, logrando que durante toda la noche diera vueltas en la cama, completamente inquieta y sudorosa pero sin despertar del todo hasta que sintió que unos brazos le rodeaban la cintura y la acercaban a alguien, lo que hizo que abriera los ojos de golpe y se sentara en la cama.

—¡Suéltame! —el grito de pánico resonó por toda la habitación y Nick despertó sobresaltado sin entender qué había pasado, su brazo seguía sobre la chica pero ella la quitó de golpe—. ¡Suéltame! ¡Suéltame! ¡Hijo de puta!

Se levantó y comenzó a retroceder en la oscuridad con tal desesperación que se enredó en sus propios pies y cayó de espaldas. Sentada, comenzó a avanzar hasta que la pared de lo impidió y se quedó ahí, sollozando con la cara entre las manos.

Nick encendió la luz enseguida y al mirarla su corazón se detuvo, parecía tan pequeña, tan indefensa, como si todo lo que habían avanzado en todo ese tiempo hubiese desaparecido. Antes de poder pensar si estaba bien o mal, bajó de la cama con cuidado y se acercó con lentitud a ella, no quería asustarla.

—¿Charlotte?

—¡Aléjate de mí! —gritó la chica sin apartar la vista del suelo—. ¡Me arruinaste la vida! ¡Te odio! ¡Te odio!

Nick se acercó de igual forma y con la mayor delicadeza posible, levantó la cara de la chica y la obligó a mirarlo mientras ella se preparaba para soltar otro grito.

—Mírame, Charlie, soy yo. Soy Nick, estás a salvo, no pasa nada.

Charlie comenzó a llorar desconsoladamente al darse cuenta de que era verdad, mientras con sus manos se aferraba con fuerza a los brazos de Nick, tanto que casi le hacía doler pero no importaba. Él la rodeó con sus brazos y dejó que llorara todo lo que necesitara, suponía que era la única forma de aliviar un poco el dolor que sentía.

Una hora después, el llanto ya había dejado de ser desconsolado pero fue reemplazado por uno silencioso y Nick no se movió de ahí en ningún momento, a pesar de que tenía una de las piernas dormidas por la mala posición en la que estaba y estaba seguro de que en sus brazos terminarían quedando una pequeñas marcas, nada se comparaba con lo que ella estaba sintiendo en ese momento.

—Lo siento —susurró ella, apartándose unos centímetros y notando que el pijama de Nick estaba empapado por sus lágrimas.

—¿Por qué lo siento?

—Por esto —se sentía avergonzada—. No debería haberte gritado, yo... estaba soñando... creí que eras otra persona. Lo siento por esto, supongo que no era la noche que te imaginabas cuando te dije que vendría.

—No quiero que nunca más te disculpes por algo así, no es tu culpa y jamás deberías sentir que lo es, nunca.

La ayudó a levantarse y con cuidado la llevó hasta la cama, la arropó con cuidado y le dio un beso en la frente antes de acostarse a su lado. Los dos estaban temblando de frío.

—Y solo para que lo sepas, no me había imaginado nada para esta noche. Me gusta dormir contigo, me gusta que lleves puesto ese pijama del Capitán América que te queda increíblemente bien y que yo pueda usar el mío de Star Wars sin que se me catalogue como inmaduro. Y me gusta también despertar abrazándote. No necesito más que eso, Charlie, siempre te lo he dicho.

Love Happens (LIH #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora