Capítulo 61: Dolor en el corazón

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Charlie había caminado lo más rápido que le permitían los incomodos zapatos con los que andaba. Sentía el estómago revuelto y no sabía si era por la resaca o por el enfrentamiento que había tenido con Nick. No podía creer lo que le había dicho, lo que más le dolía era que él en verdad pensara que ella podía traicionarlo a él y a Maddie de esa manera, a dos de las personas más importantes en su vida. ¿Tan poco la conocía?

—¡Charlie! —alguien gritó a su espalda y se tensó, sabiendo muy bien quién era. Sin embargo, no se dio la vuelta y siguió caminando; estaba a una cuadra de su casa y si llegaba antes de que él la alcanzara, él no se atrevería a entrar. No con sus padres ahí—. ¡Charlie, espera!

Una mano se cerró sobre su brazo, obligándola a detenerse. Conocía ese toque, podría haberlo reconocido en un lugar lleno de personas y su corazón comenzó a latir frenético pero no como lo haría si algún desconocido hubiese hecho lo mismo. Su corazón latía así por él, porque por muy dolida que estuviera, no podía dejar de quererlo.

—Te llevo gritando un buen rato, ¿no me escuchabas?

—No soy sorda, claro que te escuchaba. Por si no lo habías notado, te estaba ignorando.

—Lo siento —fue lo único que salió de los labios de Nick mientras la soltaba, parecía tan triste pero ella no caería de nuevo en esos ojos tristes, ya suficientes problemas le había traído.

—¿Lo golpeaste?

—¿Qué?

—A Iván, ¿lo golpeaste?

—No estamos hablando de Iván...

—¿Entonces de qué estamos hablando?

—De nosotros.

—No hay un nosotros... ya no más.

Nick hizo una mueca de dolor, no pudo evitarlo pero luego nuevamente volvió a enfurecerse.

—¿Qué hay entre mi hermano y tú?

—¡Nada! —explotó Charlie, cansada de todo eso—. No hay nada entre Iván y yo, solo somos amigos. Te estás comportando como la persona que me dijiste que no querías volver a ser, como el niño arrogante y mimado que solo pensaba en su propio ombligo —se sentía tan dolida que solo dijo eso para dañarlo, necesitaba que sintiera lo que ella estaba sintiendo—. Ahora me pregunto si dejaste de ser esa persona alguna vez o si solo fingías para poder meterte en mi cama.

—¿Qué?

Charlie se encogió de hombros.

—A lo mejor es cierto eso de que la gente nunca cambia.

—No puedo creer que me estés diciendo eso.

—Y yo no puedo creer que pensaras que podría haberme acostado con tu hermano, que traicionara de esa forma a mi mejor amiga y ya que estamos, a ti también. Aunque no lo creas, todavía te respeto... o lo hacía hasta hace diez minutos, antes de que insinuaras que era una cualquiera.

—¡Yo nunca dije eso!

—No hizo falta. Tus ojos son demasiado expresivos, no sé cómo logras ocultarlo para hacer tan bien tu trabajo pero cuando estás conmigo no puedes hacerlo —un par de lágrimas corrían por sus mejillas pero no hizo nada por ocultarlas—. Por eso me di cuenta lo mucho que sufrías en silencio por tu hija, a pesar de que intentabas mostrarte fuerte, o que todavía amas a Alexia y también lo que te provocó verme durmiendo abrazada a tu hermano. Fue solo un segundo, me miraste como si fuera el insecto más asqueroso que hayas visto en tu vida antes de apartar la mirada porque ni siquiera soportabas verme y eso —le dio un golpecito en el pecho con su dedo, como para reforzar lo que estaba diciendo— nunca lo voy a olvidar.

Love Happens (LIH #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora