Capítulo 8: Desahogo

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—Traje comida —comentó Nick, entrando al departamento y notando la confusión en el rostro de su ex esposa—. Terminé antes y Adán me llamó, dijo que estabas cansada para cocinar.

—¿Pudiste arreglar lo del caso?

—Sí, Charlie solo estaba asustada porque el tipo ese se apareció en su casa a pesar de la orden de alejamiento —se sorprendió por haberla llamado por su apodo con tanta facilidad y notó que a Lexie también le llamó la atención pero de todos modos siguió hablando como si nada—. Pero ya está más tranquila ahora que sabe que eso nos puede ayudar aún más en el juicio.

Se giró y se dio cuenta de que se había equivocado con respecto a la visita que le había dicho su hijo que tenían.

—Cuando Adán dijo que había una visita, creí que era el italiano —mencionó mientras dejaba las bolsas en un mueble—. Hola, Heather. Estoy casi seguro de que deberías estar casándote en este momento.

—Debo admitir que esto es lo más raro que he visto en los últimos años —fue la única respuesta que recibió de parte de la mujer que hacía tantos años también había sido su amiga.

—Sí, las cosas han cambiado un poco.

—Veo que no te sorprende que esté aquí, supongo que has hablado con Tyler.

—Sí, deberías devolverle algunas de las llamadas —no pudo evitar decirle, odiaba que su amigo lo pasara mal y mucho más, que ella fuera la culpable. Esos dos no dejaban de hacerse daño el uno al otro—. Se está volviendo loco.

Heather no fue capaz de responder, estuvo a punto de irse pero la convencieron de que se quedara a cenar con ellos. Todo fue bastante entretenido y cómodo, recordaron viejos tiempos, tiempos en los que todo era más fácil y la felicidad no era tan difícil de conseguir.

Cielo parecía estar bastante cansada así que Nick se ofreció a ir a hacerla dormir para dejar más tiempo a las amigas de ponerse al día, parecían tener todavía muchas cosas para contarse. Adán también se fue a su habitación utilizando la misma excusa pero todos sabían que había dejado una partida de su videojuego favorito en pausa y quería continuarla.

—¿Quieres que te lea algún cuento, princesa? —preguntó él  acomodándose en la pequeña cama, al lado de su hija y rodeándola con los brazos.

—No, papi. Me dormiré antes de que lo termines.

—¿Te ha gustado ver a la tía Heather después de tanto tiempo?

—Sí, y dijo que la próxima vez que viniera me traería una muñeca —la pequeña miró hacia otro lado fingiendo ignorarlo y dijo como que no quiere la cosa—: Como la que alguien debía comprarme por no ponerme atención el otro día y no ha hecho.

Nick soltó una carcajada y luego le desordenó el cabello con cariño.

—No se te escapa una, ¿eh?

—Mamá dice que soy muy despierta.

—Y lo eres.

—¿No estás triste? —preguntó la pequeña inocentemente y él se estremeció, claro que estaba triste desde que supieron que tenía cáncer pero intentaba que no se notara en frente de ella.

—Claro que no —mintió sin saber qué más hacer—, ¿por qué estaría triste?

—Porque mamá y el tío Gianluca ahora son novios oficiales.

Un golpe en la boca del estómago, eso fue lo que sintió al escuchar a su hija decirlo pero fingió que no pasaba nada, que todo estaba bien.

—¿De dónde has sacado eso?

Love Happens (LIH #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora