Capítulo 20: El resto de la historia

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«Mi nombre es Charlotte Isabelle Banks, el día 23 de enero de 2015 salí de mi casa para conocer al chico del que creí estar enamorada pero me llevé una sorpresa muy desagradable al ver que no era cómo me había dicho. Al negarme ir con él, me golpeó en la cabeza y me metió en el maletero del auto, mi mejor amigo intentó defenderme y le pasó el auto por encima, ahora está en coma.

No estoy segura del día, pero si mis cuentas no fallan, el 26 de enero, Walter Neumann comenzó a abusar de mí, parecía no agotarse nunca pero yo sí lo hacía, yo sí sentía que moría durante cada segundo que pasó dentro de mí. Mi vista se comenzó a poner borrosa, los oídos me pitaban, sentía que en cualquier momento me iba a explotar la cabeza o a desmayar y deseaba con toda mi alma que eso sucediera porque así todo pasaría más rápido, pero las cosas no funcionan de esa forma, mi cuerpo parecía estar muerto pero mi mente estaba más viva que nunca, presenciando todo.

No sé si podría considerarme afortunada, pero el día 28 de enero logré escapar. Le di un puñetazo tan fuerte que me rompí los nudillos —fractura del boxeador le llaman— y le enterré una tijera en el estómago, antes de salir corriendo. Muchas no lo llegan a lograr nunca, yo solo estuve cinco días, algunas pasan toda su vida en ese sufrimiento sin poder ver la luz de sol ni un sola vez. Algunas no despierta más, aparecen envueltas en una bolsa de basura o descuartizadas, a algunas ni siquiera las encuentran; ni vivas ni muertas. Sabiendo todo eso, ¿debería sentirme afortunada por estar aquí escribiendo esto? ¡Soy una superviviente! O eso me quieren hacer creer. Tal vez lo sea, pero una superviviente completamente rota, una superviviente que vive pensando en que todo sería más fácil si acabara con su vida. Tal vez yo no merecía vivir, tal vez alguna de las chicas que mencioné antes hubiese salido adelante, hubiese olvidado aunque sinceramente lo dudo; solo una persona que lo haya vivido puede saber de lo que estoy hablando, lo que estoy sintiendo y puedo apostar todo mi maquillaje —porque mi vida no es mucho lo que vale como dije anteriormente— a que cada una de ellas, no puede dormir tranquila por la noche, no soporta demasiado el contacto físico y cada vez que sale a la calle, no deja de mirar a sus espalda para asegurarse de que nadie la está siguiendo. ¿De verdad eso es vida? Porque yo creo que no.»

Charlie cerró el computador apenas terminó de escribir, entró por el ventanal de su habitación y lo dejó encima del escritorio. Eran cerca de las once de la mañana pero ella ya llevaba una hora despierta, le dolía la cabeza y tenía los ojos muy hinchados, sabía que no podría seguir durmiendo así que decidió salir al pequeño balcón que daba hacia la calle y comenzar a escribir tal como le había recomendado su psicóloga. Era algo que hacía a veces, más que porque se lo hayan recomendado, lo hacía porque sentía que de esa forma se liberaba un poco, desde niña que le gustaba escribir y algún día planeaba crear un blog en el que poder desahogarse. Todo lo que escribía, sus pensamientos más profundos, algún día los publicaría bajo un pseudónimo para así tal vez poder ayudar a alguien que se sienta tan perdida como ella en esos momentos pero todavía no iba a hacerlo. No se sentía preparada.

Miró hacia su cama y vio que Maddie estaba ocupando todo el espacio, al final, luego del abrazo y de que lloraran un poco, las amigas se quedaron dormidas juntas. Y aunque para Charlie fue un poco extraño al despertar —hacía meses que no podía dormir con nadie—, se sintió tranquila al darse cuenta de que tenía una amiga acompañándola, en las buenas y en las malas.

Decidió que lo mejor que podía hacer en ese momento sería darse una ducha y bajar a comer algo a pesar de que tenía el estómago revuelto por culpa del alcohol que bebió la noche anterior. Un par de imágenes le vinieron a la mente y casi entró en pánico cuando recordó que su madre la había descubierto antes de que la abrazara como si eso fuera normal en ella. Conocía de memoria el sermón que le iba a dar, sobretodo después de todo lo que había pasado. «No puedes andar borracha por ahí como si nada.» «No puedo creer lo irresponsable que eres», «Tendré que hablar con tu padre de esto, señorita», «¿Qué pasa si llega alguien y te hace algo?».

Love Happens (LIH #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora