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— Ven! —

— No puedo. Me contrataron para el cumpleaños de Wang Yibo.

— Pero te dejo solo. ¿Cómo se atrevió a dejar a una belleza como tu?

Jackson apareció. — Señor Liu. Hay mujeres y donceles para escoger. El señor Cheng es regalo para Yibo.

Haikuan sonrió. Miró al modelo de arriba a abajo y se mordió los labios. Zhuo Cheng se sonrojó.

— Bien.

***

Cuando Zhan despertó esa mañana, estaba solo... No había rastro de que Yibo hubiera estado ahí la noche anterior.

Jackson lo había llamado temprano al despacho. — Los japoneses ya no quieren hacer negocios.

— Que sucedió.

— Darren les entregó la libreta de rutas y repartidores.

— HdP.

— Que hagan lo que les de la gana. Volverán a buscarme...  Lo que tienen es de pésima calidad.

— Busca otros contactos. Mientras que Darren viva, es nuestra prioridad.

— Tomaré un trago.

— Yibo.

— Ya se lo que vas a decir.

—Llama a Xi Ying y asegúrate que lo vean todos. 

Rápidamente la actriz apareció. Estaba emocionada mientras caminaba por la mansión rodeada de lujos y guardaespaldas que le hacían la venía. Además ella, quería participar en un concurso de television. Estaba seguro que Yibo tenía el dinero para patrocinarla si se portaba bien... Tampoco era que el castaño no fuera bien parecido. Así que apenas tuvieron oportunidad, ella que debía pasar el fin de semana completo en la mansión se desnudo frente a Yibo.

— Mmmnnngg ... — Alrededor de Yibo aún permanecían varios guardaespaldas. En seguida dio la orden para que se retiraran. El rumor corrió rápido... Yibo se había quedado solo con la actriz.

— Anoche me sentí un poco descuidada.

Bastaron un par de besos... Yibo paso sus manos por el cuerpo de la mujer... El sonrió. Miró a su alrededor y fue cuando ella sintió que el castaño apretaba su cuello. — ¿Tu crees que yo soy alguien para jugar?

La chica se puso roja... — ¿Crees que no estoy familiarizado con las personas que me quieren usar?

Ella toco el brazo de Yibo. Su cara estaba roja. Yibo la soltó y ella tosió... — Te pagaron por una noche y no fui yo. No pretendas enredarme en tus sábanas para lo que sea que quieras... No me interesa.

La chica levantó el traje que la cubría y huyo.

Yibo se sirvió un trago.

En seguida apareció Zhan en el despacho. — Está área está prohibida para ti. Largo!

— Yo quería pedirte algo... Por favor.

— Fuera del despacho.

Zhan trago entero. — ¿Como esta prohibido pero acabas de dejar entrar a esa?

— Eso no es de tu incumbencia y no te debo una explicación. — Yibo lo tomó de la muñeca.

— No creas que porque te metiste mi polla, tienes algún privilegio.

De nuevo Zhan lo golpeó. — ¿Quién quiere ser parte de tu asquerosa vida?

— Me parece bien que lo tengas claro. 

Zhan se iba a ir pero Yibo no soltó su muñeca.

¿Qué estaba mal?

Mierda.

Si Zhan se enojaba y se distanciaba... Era lo mejor. El no tenia puntos débiles y no necesitaba empezar a tener uno ahora... No necesitaba alguien con quien tan solo poner su vida en peligro lo pudieran doblegar y pedir misericordia.

El arrastró  a Zhan afuera con sus ojos envenenados. Zhan no lo miró por un rato... En esa área estaban solos.

— ¿Qué es lo que quieres?

— Que te importa.

— Bien... Como sea. No me importa.... Tienes razón.

El se suponía que se movería de ahi... Se suponía que ahora empezaba a caminar y dejaría al incomprendido doncel por su cuenta... Se suponía que soltaría la muñeca de Zhan.

Zhan tampoco se removió.

Bastó una pequeña mirada para que el sintiera la necesidad de que Yibo pusiera sus manos sobre el otra vez.

— No hagas eso!

Yibo gruñó.

El aroma a chocolate invadió la habitación... Sobre la tela resaltaban de nuevo sus pezones erguidos y sus mejillas estaban rosadas. La idea de que Zhan quisiera hacerlo caer y tocar fondo no le gustaba... — ¿Sabes qué no puedo darte más que sexo?

Xiao Zhan asintió. — Nunca pensaría en un futuro con alguien como tu.

Yibo soltó una carcajada seca y lo acercó  a él. — ¿Ahora me vas a decir?

Zhan le dijo lo que quería. Ya que estaban cerca. Quería tener cosas que habían en su antigua casa.... Cosas que había dejado al salir huyendo con un pequeño maletín.

— ¿Cuál es el problema?

Jackson le preguntó a sus hombres...

— Esto. — Le entregó una fotografía. — Estaba entre las cosas del señor Xiao.

— ¿Están seguras de que no fue puesta ahí?

— Es vieja... Si comparas la letra con la de sus libros... Realmente parece.

Jackson... Maldijo. — Maldita sea Xiao Zhan.  Sabía que no debíamos confiar en ti. Lo voy a matar... 

Hijo de la MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora