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— ¿Qué haces aquí? — Wenhan rodó sus ojos al ver el guardaespaldas de Darren.

Yixuan le sonrió de forma coqueta. — Solo pasaba a saludar.

El doncel lo miró de arriba abajo. — Hola. ¿Ya te vas?

Ante un nuevo rechazo, Yixuan se puso muy serio. — ¿Ya tienes lo que el jefe te pidio?

En seguida se tenso. — Ya casi. — Mintió.

— ¿Casi? ¿Eso me suena a que no?

— No es tu problema.

— Talvez si... No quiero que te maten. — Yixuan tomó la muñeca de Wenhan y este se soltó.

— Te dije que ya casi esta. Al que van a matar es a ti por meterte donde no te llaman. Crees que a Yibo le gusta que le toquen sus cosas.

La expresión del hombre se puso muy fea. — ¿Tu crees que eres su favorito? — Soltó una carcajada. — Yibo jamás se interesaría demasiado por nada.

— Lo que digas. Tu solo estas celoso. Cuando entré a la casa y empiece a mandar, lo primero que rodará será tu cabeza. Y lo digo de modo literal.

— 15 días.

— ¿15 días? — Wenhan se puso de los nervios. — Es muy poco tiempo.

— Es lo suficiente. Hay un asunto y ellos se perderán. Así que hazlo bien.

— Ahh... ¿Se van otra vez?

— Entré menos sepas...

— Más viviré...

— Está es su fiesta de despedida del pueblo. Así que hazlo bien.

Yixuan sacó una caja llena de ropa.

— ¿Y esto?

— Quiere que Xiao Zhan se lo ponga.

— 15 días. — Yixuan le dio la espalda t se fue.

Wenhan se atrevió a abrir la caja. Había ropa de encaje totalmente seductora y unas orejas de conejo....

Se sintió  nervioso.

¿Cómo iba a convencer a Xiao Zhan?

¿Tal vez debería decirle a Yixuan que usarán sus viejos métodos?

Hijo de la MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora