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— Está perdido. — Dijo Yixuan mirando a su jefe... En seguida Wenhan apareció para abrazarlo... Feliz de que hubiera regresado sano y salvo.

Jackson se burló. — Por lo visto tu también.

— Desde hace años...

***

— Estoy bien.

Yibo no lo escuchó. Lo tomó de la muñeca y lo arrastró dentro de la habitación.

— Jefe! Jefe! — Bouboo se acercó  a él apurado. — Por favor sea más suave.

Yibo miró a Bouboo... — ¿Disculpa?

— Señor usted todavia... Xiao Zhan...

— Callate! Cállate! — Zhan le interrumpió arqueando su ceja. — ¿Quién necesita que lo traten como una doncella?

Bouboo tragó sus palabras.

El castaño levantó al doncel. — Wang Yibo! — Gruñó él pelinegro.

Cuando ingresó a la habitación, empezó a desvestirlo. — Ya dije que estoy bien.

Ahí estaba... Zhan llevaba un chaleco pero la zona cerca de su pecho estaba roja. Yibo suspiró aliviado... Sin embargo después de dar un besito en esa parte. Se puso de pie. — Voy a llamar al doctor.

— No seas exagerado.

— Yibo... De hecho... Es que tengo que decirte algo. Quiero preguntarte algo.

— Primero el doctor.

El pulso lo ganó Yibo. De otra manera no lo escucharía... Zhan estaba bien. Solo necesitaba algunos analgésicos para que no doliera tanto.

Mirando la cicatriz que tenia Yibo en su brazo... Recordó ese día en que había puesto su mano para que la bala no llegara a el. .

— ¿Ahora si podemos hablar?

— Mn.

El castaño lo envolvió en la sabana y lo sostuvo en sus brazos.

Xiao Zhan se apartó. — Yibo.

— ¿...?

— Ahora que Darren está muerto... Yo soy libre, ¿Verdad?. No existe ningún tipo de condición que nos ate, ¿Verdad?

A Yibo se le formó un nudo en la garganta. Su rostro mostró una expresión torcida.

El se puso de pie... Su garganta se cerró...

Apretó sus dientes y se forzó a decir poniéndose de pie. — Recordé que debo hacer algo importante. Así que descansa. Mañana hablaremos.

— Esto es importante.

— Hasta mañana.

Yibo entró a su despacho, vislumbró a Jackson encima de Yixing. — Larguense los dos! — Disparó de forma aleatoria. Era evidente que estaba enojado. — ¿No tienen nada  mejor que hacer?

— Si señor.

— Largo...

— Larguense todos!

Ambos salieron. — ¿Qué sucedió? — Xiao Zhan escuchó los disparos y corrió al despacho.

— No lo sé esta como loco.

Yibo había cerrado con seguro. Se sentó en un rincón mortificandose.

¿Realmente pensó que Zhan querría quedarse con el? ¿Vivir así?

El nunca había obligado a una mujer o doncel a nada en términos sentimentales y sexuales... Al menos eso quería creer. Siempre pagaba... Pagaba bien... Y ellos parecian disfrutar... Pero estaba a punto de hacerlo.

Yibo estaba a punto de sacar absolutamente lo peor de el... porque lo único que había querido tener en la vida lo sintió como espuma evadiendo su agarre.

— Ni siquiera me estas escuchando! Ábreme!

Xiao Zhan gritó desesperado desde afuera.

Hijo de la MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora