Día nuevo, nueva oportunidad (nunca lo creí) pero, ¿quién soy yo para negarlo sin probarlo?
Hoy voy a volver a recogerla, aunque esta vez espero que esté lista cuando llegue.
Despierto mucho antes que de costumbre para poder relajarme golpeando el saco de boxeo hasta quedar sin aliento, los nudillos están raspados por no haberme puesto las vendas. Entro en la ducha y dejo que el agua me relaje los músculos, que pierdan la tensión que se crea cuando estoy cerca de ella. Quizá si me relajo lo suficiente ahora pueda controlarme más cuando la vea. Me visto como de costumbre: vaquero, camiseta oscura, zapatillas de deporte y una chaqueta de cuero. Las llaves, billetera, me compruebo el pelo un segundo antes de salir. Perfecto. Como siempre.
Subo a mi moto dejando atrás mi casa y a Uriah roncando sobre su plato de cereales.
Siempre he pensado que eso de que hay alguien diferente, que te atrapa y te desenfoca, volviéndote loco, en fin, que esas tonterías no eran reales pero, las estoy viviendo de primera mano y no es agradable como narran medio millón de libros. Es una tortura pintada de novela rosa. El pensar que alguien puede controlarte con una mirada es aterrador.
Casi sin notarlo estoy frente a su puerta. Llamo al timbre de su piso y vuelve a resonar la voz de Candy.
—¿Qué tiene la gente estos días con llamar tan pronto?
—Vuelvo a ser yo.
—¿Otra vez?
Joder, ni que fuera tan extraño.
《Sí, sí que lo es》.
Me dice mi subconsciente. Mierda, ¿desde cuando tengo de eso? Siento que tengo dos personas luchando en mi cabeza para tomar el control de mi ser.
—¿Me piensas dejar aquí tirado? —pregunto después un rato en silencio.
—Oh, perdona. Claro.
Resuena el pitido que avisa de que la puerta está abierta. Empujo mi cuerpo hasta el interior, subiendo los dos pisos, deteniéndome frente a su casa otra mañana. Candy me deja pasar.
Examino el pequeño comedor y no encuentro a Dulce.
—¿Dulce?
Candy no me responde, si no que se limita a señalar su habitación con los ojos. ¿Será verdad que sigue ahí dentro? Decido comprobarlo por mí mismo, llevando mi culo a su habitación. Y ahí está, tirada en la cama, con las sábanas hasta el cuello, cubriéndose completamente salvo la cabeza, con un libro sobre el pecho.
Lo ojeo por la página le que ha dejado K.O.
El libro está en inglés, es una sorpresa. No sabía que Dulce leyese con fluidez el inglés aunque, en realidad no la conozco bien.
Comienzo a leer:
"Apunto el arma hacía el ave en mi hombro, y se desprende de mi camisa en una explosión de sangre y plumas. Giro sobre mis talones, apuntando con el arma hacia el cielo, y veo la nube de oscuras plumas descendiendo. Aprieto el gatillo, disparando una y otra vez hacia el mar de aves encima de mí, observando sus oscuros cuerpos que caen en la yerba.
Mientras apunto y disparo, siento la misma corriente de poder que sentí la primera vez que sostuve un arma. Mi corazón deja de golpear y el campo, el arma y las aves desaparecen. Estoy de pie en la oscuridad de nuevo".
Tiro el libro sobre la mesita de madera. Tan desordenada como la última vez. No sé que mierda lee esta chica pero, eso era algo rarito. ¿Armas? ¿Cuervos? ¿De qué cojones es ese libro? Me giro y compruebo el nombre del título "Divergente". Esa palabra si sé de donde procede, pero solo sé su descripción del diccionario y que es un sinónimo de discrepar, diferir... Por lo demás no entiendo que tienen que ver esos cuervos con la palabra divergir.
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Ódiame hasta el final (ÓHEF#1)
Teen FictionSi no confías en nadie, nadie puede hacerte daño. El dolor no es algo que quiera en mi vida, y el final de la ecuación en el amor siempre es el dolor, así que lo mejor es evitarlo a toda costa. ¿Amigos? siempre te acaban traicionando, es mejor esta...