Estamos a finales de abril y nada avanza en lo que es lo nuestro, haciéndome dudar en gran manera de mi seducción. Ha destruido de tal modo mi frivolidad (solo cuando estoy con ella) que sonrío como un poseso al estar a su lado.
Sea convertido en una costumbre el ir a la playa varias veces a la semana en nuestras citas, es nuestro lugar, permanecer tirados sobre la arena mirándonos.
-Y dime Eric... -me gusta como suena mi nombre en sus labios, en ellos dejó de ser un insulto, una vergüenza, era casi reconfortante, una caricia.
-¿Sí?
-Sí el corazón deja de amar, ¿para que sirve?
Sé que no se refiere realmente para lo que sirve (bombear sangre al cuerpo) pero igualmente lo digo:
-Para bombear sangre al cuerpo. -digo, y ella me empuja con su codo.
-Ya sabes qué quise decir. -ríe.
-¿Y tú qué sabes de amor? -le pregunto, mirándole a los ojos.
-Aparte del amor que me ofrecieron mis padres... Nada. ¿Y tú?
-Yo solo sé de corazones rotos.
Nos quedamos mirando el cielo azul, nunca me habló de sus padres. Por ahora solo sé con certeza que vive con sus tíos, pero jamás me ha hablado de su verdadera familia.
-¿Tú crees que las nubes nos miraran y dirán? "Pues éste tiene forma de gilipollas".
La suave risa de Dulce me empapa, me cubre el alma, haciéndome olvidar de lo que me rodea, concentrándome en el tintineo de su voz.
-¿Por qué los hombres sois tan idiotas? -se gira, acabando de costado, apoyando su cabeza sobre la palma de la mano.
Imito su postura.
-Los hombres actuamos como idiotas por tres razones: a.) Nació idiota de por sí, b.) Está enamorado de ti, o c.) (Y esta es la más peligrosa) es un idiota que está enamorado de ti.
-¿Y tú eres...? -procura sonar indiferente.
-Yo soy tu no novio -le digo queriéndole recordar el día que me obligó a vencer mis miedos y su rubor me muestra mi éxito, continúo con una sonrisa triunfante-, tu amigo el idiota irresistible y tu amor platónico, pero no me refiero a ese término tan errado de amor platónico que se cree imposible, sino cómo realmente tiene su significado la palabra en sí "platónico", refiriéndome a que soy tu amor puro y desinteresado, tan idealizado que es difícil, o mejor dicho; imposible que tenga consecuencias reales. Pero bien ambos sabemos que el estar el uno sin el otro es una opción desmesurada a estas alturas...
Me detuve ahí, sabiendo que me había vuelto demasiado condescendiente, incluso transigente con ella. Soy una nueva versión de mí, con nuevos fallos y mínimas mejorar gracias a ella. Eric Isaac 2.0, un hombre caído, pero no destrozado, intentando juntar los trozos de su alma en un tierno abrazo proporcionado por la dulzura escondida en una mirada.
-¿Mi odiota platónico, eh? -se pregunta a sí misma riendo.
-Te gusta añadir el mi siempre que puedes. -observo.
-¿Soy la primera a la que se lo permites? -ahí está otra de sus preguntas favoritas, asiento y una sonrisa se dibuja en ella.
-Eres única y peculiar... algo así como: una idiota. -le digo sonriendo.
-Puto. -susurra un insulto.
-¿Por qué? La palabra "idiota" viene del termino griego antiguo "idios" que quiere decir "único, peculiar" -expongo uno de mis amplios conocimientos.
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Ódiame hasta el final (ÓHEF#1)
Teen FictionSi no confías en nadie, nadie puede hacerte daño. El dolor no es algo que quiera en mi vida, y el final de la ecuación en el amor siempre es el dolor, así que lo mejor es evitarlo a toda costa. ¿Amigos? siempre te acaban traicionando, es mejor esta...