32. "Lo siento"

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Hoy es el día en el cual finalmente puedo contar al mundo, a cualquiera que pase junto a Dulce y a mí que es mi novia. Es agobiante el tener que esconderme ¡de su propia hermana! ¿Por qué no quería decírselo? Cedí por esa mirada, sus ojos son un vicio, un arma que utiliza demasiado bien.

Despierto en la habitación de Dulce, con su cabeza sobre mi cuerpo, su mano en mi estómago y la mía en su trasero. Tengo que marcharme a mi casa una mañana más por la ventana pretendiendo que no pasé la noche con ella, lo único que me tranquiliza es que después de esta noche no tendré que hacerlo más, solo tendré que esconder estos encuentros de sus tíos.

-Despierta -le pido con voz soñolienta, estrujando su culo y Dulce despierta riendo suavemente.

-¿Te marchas? -frota uno de sus ojos.

-Sí, voy a darme una ducha, aunque no me importaría el seguir con tu sudor fundido con el mío -beso su frente.

-Solo piensas en sexo -se sienta, tapándose los senos con la sábana.

Tiro de la fina manta que le cubre para poder verle desnuda.

-Me provocas -digo, ella se ruboriza tapándose con las manos-. No tienes porque ocultarte, Caramelo -me rio- ya te he visto desnuda y me en-can-ta -paso el dedo índice por sus inglés, llegando a un lunar que lleva en la derecha, atrayéndola después hacia mí para que caiga encima mía.

-¿No te ibas? -ríe al darme un corto beso.

-Ayer lo pase brutal.

Las mejillas de Dulce se encienden pensando en anoche.

-Me refiero a el día. Bueno, de la noche no me quejo -sonrío con picardia.

Ella tapa mi cara con sus manos.

-¿Qué haces?, me quedo sin aire -pregunto, pero solo se entiende "Uh, mu, uhuo" o algo así.

-Te tengo que matar -contesta como si fuese lo más normal.

Sujeto su trasero con ambas manos y la giro, acabo sobre ella y ahora tapa su propio rostro.

-Si quieres matarme sé formas que podríamos disfrutar los dos... -digo con la voz ronca.

Beso su cuello, bajando a su ombligo, mordiéndole los riñones y ella suelta un quejido.

-Si vas a matarme, te dejaré, pero yo decido como -voy dándole bocados con delicadeza por la barriga.

-Uh hum -no puede decir nada más porque ahora estoy besando sus muslos, mordiéndolos, ella sujeta mi cabello, tirando de él.

-Cuando me mates quiero que sea después de haberme saciado de ti, que me haya cansado de besarte, devorarte, antes de eliminarme de este mundo permíteme disfrutar de ti. Aparte hoy podré fardar de novia, hoy no puedes matarme -beso el interior de uno de sus muslos y sin saber cómo acabo en el suelo.

Me froto la cabeza por el golpe.

-¿Ya han pasado tres días? -pregunta alarmada.

-Sí, me voy antes de que me lances un ladrillo -digo poniendo voz de molesto.

-Perdona, no quería tirarte, lo siento -muerde su labio superior.

-Esta vez no te perdono -me levanto, cruzándome de brazos y frunciendo el ceño.

-Pero...

En un instante aprisiono su cara entre mis manos y pego sus labios a los míos, introduciendo mi lengua en su boca, reclamando cada espacio de ella, sus manos vuelan a mi cabello y las mías bajan por su cuerpo, acariciándolo con veneración.

Ódiame hasta el final (ÓHEF#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora