27. "El secreto de Dulce"

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Hoy el tiempo se encontraba encolerizado, lloviendo de manera extravagante. La lluvia suena con fuerza, golpeaba en los grandes ventanales de mi habitación, en otro tiempo esta lluvia me habría traído a la mente aquella vez en la que me atravesó el rayo, pero ahora todo era distinto, todo desde que Dulce apareció en mi vida cambiándola por completo, transformando lo divertido en innecesario y lo más trivial en lo más fantástico.

He cambiado, he cambiado mucho desde que la conocí y tengo el coraje de decir que me siento una mejor persona, incluso ahora permito que mis padres me llamen por mi nombre.

Mi iphone vibra, anunciando un mensaje de WhatsApp. Es Dulce. Una sonrisa de dibuja en mi rostro.

Caramelo: ¿Estás en casa? - 23:42

Yo: ¿Con esta lluvia dónde pretendes que este? (-_- ') - 23:43

Caramelo: ¿Puedes abrirme la puerta? - 23:43

Yo: ¿Cómo? - 23:44

Caramelo: Por favor date prisa, hace frío >~< - 23:44

Bajo corriendo las escaleras, abro la puerta y ahí está ella, empapa de pies a cabeza, con el pelo pegado a la cara, abrazándose a sí misma para controlar el frío. Me hago a un lado para dejarle entrar.

-¿Qué pasa? ¿Qué haces sola a estas horas en la calle ¡y con esta lluvia!? -le reprendo, molesto.

-Mi he-hermana está en casa con alguien, n-no me oía y a-aquí me tienes. -contesta tiritando.

Le abrazo, llevándola junto a mí hasta mi habitación.

-Deberías darte una ducha, te dejaré algo mío. -le digo rebuscando en el vestidor.

-Pe-pero... -tiene la voz cohibida, me giro para mirarle, esta completamente colorada.

-¿Es por la ropa interior? -rio- Te dejaré unos bóxer.

-¿Dónde está Uriah? -pregunta con la voz más normal, sin temblar.
-Hace rato que duerme, ayer paso el día de fiesta y los domingos duerme durante todo el día. -recalco la palabra "todo". Le tiendo más o menos lo mismo que la última vez.

-Gracias. -dice, mordiéndose el labio.

-Las toallas están en un armario blanco frente al lavamanos. -le indico, sonriendo.

-Claro... -Desaparece en el baño.

Después de eso solo escucho el sonido del agua calando sobre su cuerpo y no puedo evitar excitarme al pensar en ella de esa forma: desnuda, indefensa, toda dispuesta para mí. Me golpeo la frente con la mano. Estúpido, relájate.

Unos minutos, 25 minutos para ser exactos estamos ambos en la cama, mirándonos como completos imbéciles. Sus ojos brillan de manera mágica sin necesidad de ninguna luz. ¿Será cierto eso que dicen que a las mujeres enamoradas la brillan los ojos cuando están con quién aman?

《Tan bajo has caído》.

El amor no tiene niveles, se trata de estar cara a cara, ser iguales y respetarse querido subconsciente.

Estás hablando como un loco》.

Todo es culpa de ella.

《No hace falta que me lo prometas》.

Entre pensamientos y perdido en alguna mirada, hablando sin palabras: acabo rendido en un profundo sueño. Siento una diminuta mano removerme en la cama.

Ódiame hasta el final (ÓHEF#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora