EL CELOSO DE MI SUEGRO (+18)

El restaurante

Leo fue a recoger su ropa del coche y se encerró en una caseta de la playa para cambiarse. Yo solo llevaba encima unos pantalones cortos y una camiseta arrugada, no me hacía gracia tener que ir a un restaurante elegante así, y no llevaba dinero para comprarme algo más adecuado para la situación.
-Perdona amor- me dijo Diego al verme cabreada por su sorpresa- dejame compensarte, iré corriendo a una tienda y te regalaré el vestido más bonito que vea ¿vale?
-No importa, no es necesario...
-Insisto- se fue corriendo y me quedé sola mirando al mar.
Vi a mi suegro saliendo de la caseta, llevaba una camisa del blanco más limpio que jamás he visto que contrastaba con su corbata y sus pantalones negros como la noche. Para finalizar noté sus ojos cristalinos clavados en mí, sentí que no le había agradado mucho.
-¡Ya lo tengo!- escuché a mi novio detrás de mí, llevaba un precioso vestido granate y unos zapatos de tacón.
-Gracias, no era necesario, y no sé si me estará, parece bastante ajustado.
-Tú pruebatelo- me metí en la caseta con mi novio y ví que el vestido me quedaba justo a mi medida.
-Ves amor, yo me sé tus medidas al dedillo.
Al salir de la caseta me encontré de frente con Leo, tenía los brazos cruzados y sentía como sus ojos me recorrían entera juzgándome.
-Bonito vestido- entonces su rostro ejecutó una leve sonrisa ladeada, creo que me sonrojé.
Nos dirigimos los tres al restaurante y un camarero nos llevó a una mesa con vistas a la playa, Leo observaba cada dos segundos su reloj como si tuviese asuntos más urgentes que atender.
-Traiga la carta por favor- dijo Diego.
-Sí señor- el camarero se retiró dejándonos a los tres envueltos por un silencio incómodo.