Al día siguiente de conocer a Leo me puse enferma, mi cuerpo ardía en fiebre y me sentía muy mareada.
Llamé a Diego para avisarle de que no podía salir con él aquel día.
-Voy hacia tu casa.
-No es necesario amor, no quiero contagiarte...- empecé a toser, tenía la garganta irritada por el aire que hizo en la playa el día anterior.
-Llego en un par de minutos- colgó la llamada y al cabo de un rato alguien tocó a la puerta, era Diego con una bolsa llena de medicamentos y sopita caliente.
-¿Sopa? Gracias pero no se me antoja mucho, estamos en verano.
-Uy, disculpe usted princesa- me dió un beso en la frente.
Al final me comí la sopa y la medicina de sabor repugnante que supuestamente me aliviaría el dolor de garganta y reduciría la fiebre.
-Estás ardiendo...- dijo acariciando mi frente y apartando un mechón de pelo pegado al sudor de mi frente.
-Dicen los médicos que el helado es bueno para desinflamar...
-No vas a tomar helado.
-Pero es verdad...
-Ahora duerme, tienes ojeras de cansancio.
-Que cosas tan bonitas me dices- dije con sarcasmo.
-Puede que tengas ojeras, pero igualmente eres preciosa... y sexy.
Me sonrojé y le dí la espalda para dormir, afortunadamente no tuve otro sueño extraño, soñé algo pero se me olvidó.
Al despertarme sentí un bulto pegado a mi trasero, mi novio me estaba haciendo la cucharita y se le había empalmado, él también estaba dormido. Nunca le había visto empalmado, supongo que es una reacción natural pero me pilló por sorpresa.
Empecé a pensar en lo grande que lo sentía y si me cabría dentro o me haría daño cuando decidiesemos tener sexo por primera vez, cómo se sentiría sentir su calidez acariciandome en mi interior mientras sus manos me recorrían por completo.
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EL CELOSO DE MI SUEGRO (+18)
RomanceYo era una universitaria con una vida normal y aburrida, virgen y poco fiestera ... Pero todo cambió cuando conocí al que sería mi novio y a su padre. Al principio pensaba que su padre me odiaba y no quería que estuviese cerca de su hijo, pero final...