El coche

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Narra Emma:

Leo me llevó a su coche de cristales teñidos a volandas y me tumbó en los asientos traseros, cerró la puerta tras de sí y empezamos a besarnos salvajemente.
Mis piernas envolvían sus caderas mientras él frotaba nuestras partes.
Entonces de repente paró y se puso a buscar algo en la nevera que había dejado en el asiento delantero.
Se dirigió de nuevo hacia mí y le vi su puño lleno de hielos.
-Vamos a refrescarnos...- me pasó un hielo que se estaba derritiendo por los labios y por la lengua, lo dejó en mi boca y me besó pasándose el hielo a la suya.
Vi como agarraba el hielo con los dientes e iba descendiendo pasando aquel helado pedazo por mi cuello hasta llegar hasta mis pechos.
El hielo se acabó de derretir y cogió otro nuevo pedazo, que lamió y puso en mi pezón.
-Ah Leo, está muy frío.
-Tranquila princesa, dentro de poco tendrás calor- empezó a jugar con mis pezones erguidos y el hielo.
Tras un rato me bajó a las rodillas la parte de abajo del bikini y pasó mis rodillas por encima de sus hombros. El bikini actuaba como si fuese una cuerda que me impedía mover las piernas libremente.
Un trozo de hielo agarrado por los rudos dedos de Leo pasó por mi vientre y llegó hasta mi vulva.
-Ah Leo, me siento extraña- sonrió cálidamente y empezó a restregar el hielo en mi clítoris.
-Mmm Leo más- sin detenerse cogió otro trozo de hielo a medio derretir y me lo introdujo en la vagina junto a sus dedos. Sentía el hielo derritiendose rápidamente en mi interior y los ágiles dedos de Leo palpándome.
-Leo, creo que me voy a venir.
-Aguanta un poco mi reina, yo también quiero participar- se bajó el bañador dejando a la vista su enorme pene empalmado. Después se sacó mis piernas de alrededor de su cuello y las sujetó con sus brazos de modo que ahora mis muslos estaban juntos y apretados.
Cogió un puñado de pequeños hielos y empezó a meterlos uno tras otro en mi interior.
-Ah, Leo, es demasiado, estoy llena- entonces puso su pene rozando mi vulva y apretado entre mis muslos, empezó a moverse follandose mis muslos y frotando toda mi vulva.
Nuestras respiraciones se aceleraron y tras un gemido ambos llegamos al orgasmo.
Su semen había caído todo sobre mi pecho y el agua derretida chorreaba de mi coño.

EL CELOSO DE MI SUEGRO (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora