Ángel

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Narra Leo:

Llevé a Emma a mi casa y la cargué en brazos hasta el dormitorio. Tenía cara de ángel cuando dormía, su pecho bajaba y subía lentamente debido a su respiración.
La acosté y le quité los zapatos, me arrodillé y la observé en silencio, tenía un mechón molestándole en la cara, así que se lo aparté cuidadosamente con la mano.
Ella no se inmutaba, cada vez la miraba más de cerca, parecía suave y cálida, su piel olía dulce y mis labios ardían. Me acerqué y le dí un beso en la frente, ella siguió dormida pero estiró su brazo y cogió mi mano.
Ahora no me podía ir sin despertarla, así que me acosté en el suelo y dejándole mi mano como si fuese un peluche.
-No sé que me está pasando contigo Emma, voy pegando tiros a desconocidos y voy a dormir en el suelo para no despertarte, además dejándote mi mano como si fuese un juguete. Me vuelves loco y a penas nos conocemos- le dí otro beso en la mejilla.
Pasé un rato más observándola en silencio.
-Buenas noches, duerme tranquila, que en cuanto despiertes me encargaré del cabrón de mi hijo, yo no te engañaré Emma.
Ella no se enteró de absolutamente nada y yo me dormí.

EL CELOSO DE MI SUEGRO (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora