Cinturón

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Narra Víctor:

Diego se sentó en el borde de la cama, me agarró y me puso tumbado de espaldas, con mi torso sobre sus muslos y el culo a la vista.
De nuevo sentí aquel chorro caliente rodando por mi piel, sin embargo esta vez cayó sobre mis nalgas.
Sus grandes manos agarraron mis nalgas y empezaron a embadurnarlas, después aquellas gentiles manos se volvieron rudas y me azotaron fuertemente.
-Aah~
-Perdona ¿me he pasado?
-No, tranquilo, ha sido sólo la impresión, no me lo esperaba.
-¿Sigo?
-Sí, dame más fuerte ¿o acaso no puedes?¿eres débil?- quería provocarle retándole.
Su mano se alzó y me dió fuertemente de nuevo en la nalga, esta vez ardía y me dejó un cosquilleo, el hecho de no disponer de visión aumentaba mi sensibilidad y el dolor era más intenso.
-AAH~ así, más- dolía pero al mismo tiempo era agradable y placentero, el roce de mi pene en sus muslos me excitaba aún más.
Deseaba la marca de la mano de Diego en mi trasero.
De repente paró, escuché como revolvía cosas y un tintineo metálico.
De nuevo me azotó pero esta vez con un objeto, su cinturón.
-Ah~ Diego, que rudo, me gusta.
Tras unos cuantos azotes mis nalgas ardían, en mi imaginación debían de parecer tomates, debían de estar en carne viva, pero no me importaba en absoluto.
-Creo que ya es suficiente- echó un poco de cera aceitosa y masajeó mis glúteos.
De nuevo me puso de cara a él tumbado en la cama.
-Te voy a quitar la corbata de los ojos, para que observes como penetro todos tus orificios- dijo con la voz ronca.
Me quitó la corbata y por un momento me costó recuperar la vista pero, al estar la habitación iluminada únicamente por velas, la luz no fue desagradable.
Ví un chorro de lubricante frío cayendo sobre mi glande y como empezó a undir el dilatador en mi uretra, se sentía más grande de lo que era y la sensación era muy extraña.
-Ah~ duele, es raro, ah~
-¿Quieres que pare? No quiero dañarte.
-No, sigue, pero ve despacio, sé gentil.
-Esperaré un poco a que te acostumbres para seguir.
Finalmente me lo acabó introduciendo todo, a excepción de la argolla que tenía para extraerlo más fácilmente.
Después agarró el vibrador, me lo puso en un pezón y después en el otro, eran muchas sensaciones y no podía controlar mis gemidos.
-Ah~ joder, amor, me vas a hacer perder la cordura.
-Aún queda lo mejor, ten paciencia.

EL CELOSO DE MI SUEGRO (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora