EL CELOSO DE MI SUEGRO (+18)

De vuelta a casa

-Ay, de verdad que no es necesario, no quiero dar más problemas.
-No digas tonterías, he traído mi coche, hay sitio de sobra.
-Bueno, está bien, muchas gracias.
-No hay de qué.
El coche de Leo era negro y enorme, no sé mucho de coches pero tenía pinta de ser caro. Se dirigió hacia la puerta del copiloto y la abrió.
-Las damas primero- reí suavemente y le dí las gracias de nuevo.
-¿A dónde te llevo?
-A mi casa, la dirección es...
-Abrochate el cinturón.
Leo conducía mirando determinadamente la carretera, sus manos venosas sujetaban con firmeza el volante y de vez en cuando me dirigía una mirada rápida. Yo intentaba no quedarme observandole todo el rato, me daba vergüenza pero no podía apartar la mirada de él.
-¿Tú y Diego ya lo habéis hecho?- me quedé helada, sin venir a cuento me había hecho la peor pregunta posible, intentaba hablar pero no me salía nada.
-¿Eso es un sí?
-¡NO, POR DIOS! ¿Qué clase de pregunta es esa? Aunque lo hubiésemos hecho eso no es asunto tuyo.
-¿No es asunto mío? Es mi hijo.
-¿Y qué? Es su intimidad, un padre solo debe saber ese tipo de información si es su hijo quien se la dice.
-Bueno, disculpa si te he incomodado, no debería haber... ¿entonces no lo habéis...?
-¡QUE NO HEMOS HECHO NADA! Aún no...
-¿Eso significa que tenéis planeado hacerlo?
-No pienso contestar a eso- dije roja de ira y vergüenza- déjame aquí, ya llegaré a casa caminando.
-Perdona, me he excedido, no haré más preguntas incómodas, permíteme llevarte a casa, aún está muy lejos.
-Vale- dije secamente en voz baja.