Luna de miel

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Narra Emma:

La boda fue genial, aún no podía creer que me había casado con alguien tan maravilloso como Leo.
Ahora quedaba otra parte también muy emocionante, la luna de miel.
Tras diversas búsquedas decidimos ir a Finlandia, a Laponia, a ver las auroras boreales.
Después de varias horas de viaje llegamos a nuestro destino y nos dirigimos a la cabaña donde pasaríamos la luna de miel. Hacía mucho frío fuera, dentro de la cabaña se estaba mucho mejor.
Parecía un cuento de hadas, todo estaba cubierto por un manto de nieve blanca, los pinos rozaban el cielo y nuestra cabaña de madera era muy acogedora.
Todo el viaje nos lo habíamos pasado haciéndonos cariñitos y asqueando a los envidiosos que iban en el avión. Ahora al fin estábamos los dos solos.
-Es todo precioso, me encanta.
-Tú eres mucho más preciosa Emma.
-Ay, no digas tonterías.
-Tontería es que no lo veas- nos quitamos los abrigos y me senté encima de su regazo en el sofá, empezamos a besarnos desenfrenadamente y a meternos mano por debajo de la ropa.
-Leo, tengo frío, dame calor...
-Te voy a calentar tanto que suplicarás que te folle encima de la nieve princesa.
-Deberíamos echar las cortinas, hay muchas ventanas...
-Aquí sólo estamos tú y yo, no hay nadie más a kilómetros de distancia.
Pusimos los condones a mano y empezamos a desnudarnos mutuamente, entre mordidas y besos.
-Ven aquí- me cogió de la mano y me llevó junto a un ventanal- ponte a cuatro amor- agarró su enorme miembro y extendió el condón sobre este.
-¿Aquí? ¿Delante del ventanal?
-No hay nadie ahí fuera- me susurró abrazándome de la espalda mientras sentía su erecto miembro contra mí- confía en mí.
Empezamos a besarnos sin él despegarse de mi espalda, me agarraba los pechos con sus grandes manos y fuimos arrodillandonos poco a poco.
Él se tumbó debajo de mí.
-Siéntate en mi cara- me dió algo de vergüenza pero lo hice. Él empezó a jugar con su lengua, la introdujo en mi interior y, tras lamer mis labios, se deslizó hacia el clítoris y empezó a lamer y succionar.
-Mmm Leo ah~
Después de llevarme a mi primer orgasmo, se puso detrás de mí, poniéndome a mí en cuatro, y colocó su enorme pene en mi entrada.
Mis manos calientes estaban sobre el gélido cristal y el aliento de mis suspiros lo empañaban.
-Ya estás bastante dilatada ¿puedo meterla?
-Hazlo, no preguntes- él la introdujo entera, de una estocada, llenándome por completo en segundos- AH~
Me agarró el mentón y levantó mi cara.
-Mira el reflejo, te ves preciosa- me dí cuenta de que me reflejaba en la ventana y al ver mi rostro me sonrojé, esa expresión tan lujuriosa no podía ser mía.
Leo me penetró fuertemente y siguió sosteniendo mi rostro mientras me besaba el cuello, ví mi expresión gimiendo en el espejo.
-Leo, me da vergüenza verme.
-Pero si eres hermosa Emma, me encanta verte así, pareces un ángel.
Follamos una y otra vez, probando todas las posturas que se nos pasaban por la cabeza.
Anocheció pero la luz de la hoguera seguía iluminando nuestros cuerpos en constante roce.
-¡Mira Emma! La aurora boreal- dirigí mi vista a la ventana y ví que en el cielo brillaban mágicas luces.

EL CELOSO DE MI SUEGRO (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora