Acto 1

466 25 9
                                    

—¡Bienvenida! Soy tu vecino de junto. —Le saluda en el marco de su puerta.

—Muchas gracias, soy Kinomoto Sakura.

—Li Shaoran.
¿Quiéres qué ayude un poco? —dijo gentilmente.

—No es necesario. —Se notaba avergonzada.

—Insisto, además así terminarás antes.

—De acuerdo, gracias.

—Entrarás a la universidad, ¿verdad?

—Sí en unas semanas, pero quise llegar antes.

—¿Qué estudiarás?

—Quiero ser maestra como mis padres, pero también me llama la atención estudiar leyes.

—Si al final te decides por la abogacía me gustaría ayudarte.

—¿Usted es abogado?

—Sí.

—¿Tienes hermanos?

—No, soy hija única. —Sonríe.

—Yo tengo una hermana pequeña, me parece que son de la edad.
Hace varios años que no la veo.

—Lamento escuchar eso.

—No pasa nada, con un café y pastel te cuento la historia.

—Es una cita. —Se avergonzó.
Di-Discúlpeme.
«Qué-qué vergüenza, se ha de ver lo roja que estoy; es simplemente un hombre encantador en todo sentido, atentó, amigable, sociable, ¿cómo no notarlo? Incluso alguien como yo es inevitable no verlo».

—Ja ja ja ja, me agrada tu espontaneidad, es una cita, Sakura. —Le sonríe tiernamente.

—Listo, terminamos. —Chocan palmas.
Muchísimas gracias, sin su ayuda no podría haber terminado tan deprisa.

—No es nada, tenía tiempo.
Te invitó a comer.

—No quiero abusar de su generosidad, ¿qué va a pensar de mí?

—Ja ja ja, que eres una chica hambrienta.

—Qué vergüenza. —Se toma el rostro.

—Ya, vamos.
Sirve para que te enseñe donde hay un minisuper por aquí.

—Está bien —dijo dudando mientras caminaban.

—Y no me llames de usted, sé que he de ser unos diez años más grande que tú, pero me siento extraño.

—¿Tiene veintiocho?

—En cuatro meses.

—¿Qué día?

—Trece.

—No lo olvidaré, y le haré un presente.
Bueno, sí es que lo acepta. —Sonríe con timidez.

—No hace falta eso, pero sí deseas hacerlo, lo aceptaré con gusto.
Mira, doblando la esquina está el minisuper.
Te será útil saberlo, más si no estoy yo para ayudarte.

—¿Cuánto tiempo lleva viviendo aquí?

—Diez años.

—Woow.

—Por cierto, ¿dé dónde vienes?

—Tomoeda, está como a dos horas de aquí.

—Una chica de fueras...
Me agrada je je je.

—¿Siempre ha vivido en la ciudad?

—Pues sí.
Pero ya deja de llamarme de usted.

—Lo siento, es qué no soy muy sociable, me cuesta trabajo y más actuar con demasiada confianza.

Quédate conmigo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora