Acto 29

60 8 14
                                    

—Entonces señor Li dígame, ¿por qué se ha venido a mudar con mi amiga?

—Ella hmm, es complicada, no puede estar sola ni un instante, suele meterse en muchos problemas y más cuando no está en sus cabales.
Que puede decirse son siempre.

—Ja ja ja, ¡qué cruel! —tapó repentinamente su boca—, discúlpeme, fui muy irrespetuosa —carraspeó y movió un mechón de cabello detrás de su oreja algo nerviosa—, disculpe mi atrevimiento.

—No me molesta señorita, pero acepto sus disculpas.
¿Me podría permitir hacerle una pregunta?

—Claro.

—¿Me permitiría bailar con usted?

La pregunta dejó atónita a esa chica, ¿por qué era así? ¿Por qué hacía todas esas cosas? ¿Por qué ahora, qué su vida era tranquila y pacífica?
Carraspeó con algo de fuerza y se acomodó de mejor manera en la silla del comedor donde se encontraba, solo para responderle.

—Cuando la ocasión lo amerite, aceptaré.

—Muchas gracias señorita.

Un sonrosar en sus mejillas se evidenció, oírlo llamarla de esa forma la hacía sentir extraña, una leve punzada le hacía mella, pero debía ser fuerte, debía respetar sus compromisos, aquel castaño que una vez amor con gran locura ya no era el dueño de su corazón.

—Sha —carraspea—, señor Li, puedo preguntarle algo.

—Adelante señorita.

—¿Espera conseguir algo de mí?

—Para ser sinceros sí, pero claro está que no será nada qué esté dispuesta a dar.

—Ejemplifiqueme por favor.

—Sí usted me brinda su amistad la apreciaré mucho, y será un invaluable tesoro.

—Ya veo.

—¿Podría hacerle una pregunta muy personal, señorita?

—Adelante.

—¿Usted acaso me podría detallar cómo fue qué la hirió la versión pasada de mí?

—¿Realmente desea saberlo?

—Quisiera enmendar mis errores, y porque no decirlo, expiarlos, demostrando que ese hombre ya no existe.

—Sería lamentable que ese hombre ya no existiera —dio una leve sonrisa con tintes de tristeza—, usted gana, le diré.

En ese instante entra su amiga por la puerta, ninguno dijo más, dejando para después esa charla. Sakura agradeció por tan espléndida invitación, y se retiró a su piso, sintiéndose bastante confundida con todo lo que había experimentado y hablado con aquel hombre que siempre la dejaba completamente absorta ante todo.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Quédate conmigo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora