Acto 10

167 14 13
                                    

El suave mover de las cortinas que eran movidas por el leve chiflón de aire que entraba por aquella amplia ventana combinado con los rayos del sol lo volvían todo un espectáculo para el castaño que ya estaba despierto, vio a su pequeña novia echa bolita y sonrió, se levantó con cuidado para evitar despertarla, pues está vez quería él ser quien la sorprendiera con el desayuno.

No demoró tanto, pues quería compartir cada instante que se pudiera con ella; le extrañó un poco que aquella chica aún no se levantará así que decidió ir a averiguar, abrió la puerta de su habitación, y se topó con unos hermosos ojos verdes que lo miraban fijamente, ambos sonrieron, Sakura se incorporó un poco en su cama, y Shaoran se acercó a su lado.

—Buenos días princesa.

—Buenos días Shao. —Le sonríe.

Shaoran toma su mejilla y nota lo caliente que se encuentra, comienza a palpar otras zonas de su rostro, de su cuello y se percata que tiene fiebre.

—Princesa, ¿te sientes mal?

—Me duele la cabeza, y me siento muy soñolienta, pero no es grave.

—Hermosa, tienes fiebre, deja ir por el termómetro.

Después de ponerlo bajo su brazo y escuchar el pitido, confirmó sus muy temidas sospechas, Sakura estaba con temperatura, regresó por el botiquín para encontrar algún medicamento que le bajase la fiebre, pero al buscar no pudo encontrar nada.

—Tranquilo, estoy bien.

—No lo estás, necesitas ir al doctor, llamaré a Dragón. —Le jala su teléfono.

—No metas a más gente a esto, es un resfriado no pasa nada, iré al doctor, tomaré mis medicamentos y reposaré.
No es necesario que llames a tu amigo por esto.

—Pero Sakura…

—Pero nada, ve a alistarte, también haré lo mismo yo.

—Sakura…

—No, por favor. —Le sonríe.

La desesperación lo hacía dudar, verla frágil le causaba dolor, nunca fue un gran admirador del tema. Pese a todo quiso hacerlo, quiso confiar plenamente en ella, pero al verla desvanecer no pudo evitar hacer cuál era su plan original.

Dragón, necesito que me consigas un doctor a domicilio.

¿Qué sucede Lobo?

Es Sakura… Ella, ella…

No digas más, yo me encargo.

Shaoran tomó en brazos a la chica y volvió a recostar con suavidad a su cama, sacó algo de ropa para ella y la vistió; pasaron alrededor de veinte minutos antes de saber sobre su amigo.

Lobo, estamos abajo, abre el acceso al estacionamiento.

Subieron por el ascensor e ingresaron al departamento de la chica; el doctor procedió a revisarla, dio su visto bueno.

—Es un resfriado común, lo único aquí que nos preocupa es la subida de temperatura, yo recomiendo que se le inyecte el tratamiento y así le dure más tiempo, que tome abundantes líquidos y se mantenga en reposo por al menos tres días. Quisiera preguntar, ¿es propensa a esas alzas estrepitosas en su cuerpo?

—No sabría decirle bien doctor, es la primera vez que veo que se enferma.

—Bien, como fuere, ¿usted responde por ella?

—Por supuesto.

—¿Cómo procedemos caballero?

—Inyectela.

Quédate conmigo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora