Acto 52

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Epílogo

Siete de abril

Rika Sasaki estaba con Nakuru Akisuki, ambas se encontraban decorando un enorme pastel, un pedido sumamente especial, se veía el monumental empeño que tenían, querían que aquel encargo quedará más que perfecto, sobre todo para la importante fecha que era.

—¿Pequeña, ya está? —preguntó dulcemente Yukito a su novia.

—Ya casi terminamos Yuyu, ya quiero ver con ansias su carita llena de felicidad. —Sonríe emocionada.

—Fue realmente difícil Yuki —limpia su frente—, recrear ese dragón fue toda una experiencia religiosa.

—Puedo imaginarlo, sobre todo porque es tan… —hizo una mueca de exageración, provocando las risas de esas chicas—, igual que su madre.

Los tres amigos cargaron el pastel, llevándolo a la camioneta de entregas, Rika regresaba a hablar con el personal de la cafetería, Yukito se quedaba afuera en compañía de Nakuru.

—Pequeña, Nana, quiero decirte algo.

—¿Qué sucede, Yuyu?

—Quiero que nuestra relación llegué al siguiente nivel, pienso que ya es tiempo de —suspira—, casarnos. Quiero formar nuestra familia, Nana, quiero que seas mi esposa, quiero con todo mi corazón hacerte feliz. —Le extiende un anillo de compromiso.

—Yuyu —susurra sorprendida—, me dejas sin habla…

—¿Qué dices? —Sonríe.

—Sí —se emociona—, sí, sí quiero, Yuyu. —Lo abraza.

Yukito se acercó a los labios de su prometida, le dió un dulce beso, ella se sonrojó al separarse, bajó su rostro con una suave sonrisa en su boca, él la seguía observando completamente hechizado de ella. Salía Rika de la cafetería, veía a sus amigos y no podía evitar sonreír, definitivamente sabía esa avellana que esos dos eran tal para cual.

—Vámonos tortolos, se hace tarde. —Subió a la camioneta.

Ambos asintieron y se subieron, Yukito fue el que condujo, todo estaba listo, se dirigían a la residencia Li.

—¿Saben si irá Kaho a la cita? —preguntó Nakuru.

—Por supuesto que irá, es la madrina —respondió Rika—. ¿Por qué la duda?

—Eriol me dijo que Kaho no se encontraba del todo bien, alergia de primavera.

—No creo que falte —añadió Yukito—, no cuando es allegada de Shaoran. ¿Eriol dijo lo contrario?

—No, a decir verdad solo dijo que se encontraba mal por la alergia, más nunca añadió otra cosa.

—¿Quieres verla? —añadió Rika.

—Hay algo que deseo preguntarle. —Sonríe.

Rika y Yukito se vieron por unos instantes, ambos sonrieron, se dieron cuenta de qué era eso que la achocolatada quería saber, aunque en realidad no tenían ni la mínima o remota idea de lo que se trataba. El trayecto fue sumamente tranquilo, llegando sin ningún tipo de contratiempo a la residencia Li; las puertas se abrieron de par en par, permitiendo entrar a los tres amigos con la camioneta, Yukito siguió conduciendo hasta la entrada principal, se sentía un ambiente agradable, la leve brisa de primavera hacía volar los suaves pétalos rosados de los árboles que había en los alrededores, tiñendo el lugar de un hermoso tinte rosa.

Bajaban de la camioneta los tres, descargaban con cuidado el pastel, llevándolo a la parte trasera de la casa, dónde se veían las mesas con todo puesto para en cualquier momento dar inicio. La decoración era adorable, denotando esos peculiares gustos, al dejar el pastel a la mesa los tres amigos dieron un par de pasos hacía atrás y visualizaron el magnífico trabajo, Yukito abrazaba a sus amigas y entonces aparecía ella.

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