Acto 40

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El año nuevo llegó, Sakura estaba sentada en los pasillos de cuidados intensivos, no se atrevió a salir de ahí esperando que ese hombre volviera lo más pronto posible, deseando que estuviera bien, que todo resultará bien; entre el frío de la madrugada y el invierno se encontraba aquella castaña temblando sin saber si era por frío o por su ansiedad, maldiciéndose una y otra vez por permitir sentir esos sentimientos suyos y que volvieran e hicieran mella en su entero ser, la lentitud del tiempo se hizo presente, esa chica por primera vez en meses sintió más fuerte que nunca esa agonía por no saber nada, a pesar de transcurrir de las horas ella no veía la aparente calma a la situación. Llena de todo aquel sentimiento deplorable, sumida en una inconmensurable miseria se acercaba una persona que conocía muy bien, su sonrisa le extrañó en demasía, pero no quiso super nada, no quería imaginar nada, simplemente se acercó y con una inexistente voz, emitió su dolor sin que fueran necesarias las palabras, pues aquella persona la tomó de su hombro y la halaba con suavidad, sus pies daban pasos que ella no comprendía del todo, sintiéndose realmente perdida, su cuerpo marchaba por cuenta propia, escuchando atentamente, pero siendo incapaz de entender algo, vio con gran tristeza en ese preciso instante que estaba más que mal, que había perdido todo rastro de cordura en su ser, creyéndose loca, bastante decepcionada y cabizbaja alzó su mirada una vez más sólo para que al frente de ella estuviera aquel castaño. Giró incrédula de lo que sus ojos veían a la persona que la acompañaba, darse cuenta que no era cualquier persona sino el doctor Tsukishiro la hizo entender lo grave que ya estaba; le sonrió con una gran gentileza y entró corriendo a la habitación de ese hombre, aún se encontraba dormido, pero ya estaba fuera de peligro, sus signos vitales estaban normales, su respiración era excelente sin que fuera necesario ese respirador que yacía junto a su cama, Sakura tomó su mano y está estaba cálida, sintiendo esa chica como su piel se erizaba por ese leve contacto con él.

Se quedó toda la noche a su lado, la mañana del primero de enero pintaba para ella de la mejor manera a pesar de no despertar aún, se sentía un ambiente más apacible, creyendo en sus adentros que posiblemente las cosas sí podrían ser mejor.

Seis de la tarde del primero de enero:
Shaoran abría lentamente sus ojos, le dolía absolutamente todo el cuerpo, su boca estaba seca, y no podía distinguir con claridad nada, giró su vista para identificar dónde es que se encontraba, pero se quedó inerte al percatarse que a su lado izquierdo estaba esa pequeña castaña que tanto amaba, toda chueca, dormida, no pudo evitar sonrojarse un poco incluso sonrió por saber que ella estaba a su lado en está situación, volvió su vista al techo y recordó absolutamente lo que había sucedido, sintiéndose realmente afortunado por todo, a los pocos instantes Sakura despertaba, tallando sus ojos, buscó con la vista a Shaoran pero nunca pensó en verlo despierto, abrió grande su boca incapaz de poder hablar, sus ojos se inundaron de lágrimas, cubrió su rostro con sus manos temblando, hasta que no pudo más y lo abrazó con sumo cuidado, pues no quería lastimarlo más, Shaoran sonreía acarició con débil fuerza su cara para limpiar sus lágrimas, Sakura feliz no podía dejar de llorar, sintiendo cómo aquel dolor desaparecía poco a poco un poco más.

—Idiota me asustaste mucho, creí qué nunca más vería tus ojos abiertos, qué podría oír tú voz, o sentir tú calor.

—¿Pues cuánto tiempo pasó?

—Cuatro meses —respondió débilmente.

Shaoran miró a la chica con un semblante intranquilo, siendo incapaz de comprender porque tanto tiempo había transcurrido; el doctor entraba a la habitación con una afable sonrisa, feliz de poder ver despierto a ese paciente suyo, comenzó a hacer un chequeo rápido, pero lo cierto era que debía realizar más estudios a fondo para verificar que absolutamente todo estuviera bien, Sakura aprovechó la intromisión de aquel médico y salió de la habitación para llamar a su mejor amigo y que avisara a todos que Shaoran había despertado, cuando se dirigía aquella castaña nuevamente a la entrada de aquel cuarto de hospital el doctor la interceptó y le dijo.

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