Acto 25

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Estaba alterada, se sentía fatal, pero no quería arruinar el día tan especial que era para su mejor amigo, respiró profusamente y exhaló con furia sus sentimientos, compró aquellas fresas que necesitaba y volvió a su casa lo antes posible; terminó esa torta de cumpleaños y la guardó en una caja, fue a su habitación para arreglarse.

Su mejor amigo entraba al departamento después de haber ido a correr, sabía lo mucho que la molestaba abrazarla todo sudado, se dirigió a su alcoba y la tomó por la espalda alzándola por los aires, logrando asustarla.

—Toto, eres un idiota.

—Eso ya lo sé primor. —Comenzó a besarla apasionadamente.

—No me digas primor, suena a apado de cabaret.

—¿Entonces te digo deliciosa?

—Ja ja ja ja, ay Toto no cambias.

—Pero eso te gusta de mí —le guiña un ojo—, sino porque aguantarme mujer.

—Te adoro idiota, te adoro.

—También me encantas, ¿qué dices si vamos los dos a la ducha?

—Eres el diablo.

—Señor diablo para usted jovencita, respete a sus mayores.

—Oh perdóneme Señor un mes más grande que yo.

—Ja ja ja ja, me encantas.

Sakura lo miró y mordió su labio inferior, provocando el vehemente deseo de estar con él, aunque fuera un ratito.

—Ok vamos, pero no hay que tardarnos mucho, mis padres nos invitaron a comer.

—No te apures encanto, hacerte feliz es mi rubro. —Le guiña un ojo.

Le sacó una sonrisa el comentario, aunque no fue lo único que logró sacarle, pues aquel chico se volvió un hábil maestre a la hora de poseerla, dejando extasiada rogándole con un simple gesto más, Touya conocía de principio a fin el cuerpo de esa jade, y sabía cómo volverla loca con una simple caricia que era lo que más le encantaba.

Que ella lo tuviese atado con sus largas piernas le encantaba, más cuando ella gritaba de placer, mismo placer que él le proporcionaba, se sentía dichoso, feliz, pues era él el que le estaba dando ese éxtasis.

—Touya, bájame —alcanzó a decir.

Obedeció su mandato al instante, la chica se hinco delante de él, y comenzó a lamer con gran pasión su miembro erecto, él no podía creer que estaba pasando, en algún momento contempló la idea de poderlo pedir, sin embargo nunca se atrevió por la vergüenza o la negativa de ella.
Que naciera de esa chica el querer hacerlo lo volvía más especial, sintiéndose importante para ella.

Sintió un cúmulo de su excitación apuntó de salir, intentó quitar a esa dulce niña, pero ella se aferró con ferocidad al él, bebiendo todo su éxtasis. Touya no podía creer lo que acababa de suceder «¿Acaso pretendes matarme?»

Sakura se incorporó un poco, las piernas le temblaban, Touya la abrazó y dejó que el chorro de agua caliente la empapara, él comenzó a acariciar su espalda y besar su cuello, la chica se acurrucaba en él sintiendo el correr del agua y sus brazos que se había vuelto su cobijo más grande «solo somos amigos Sakura, amigos».

Salieron de la ducha y comenzaron a alistarse, Sakura se puso un hermoso vestido blanco con girasoles, Touya una playera azul y su pantalón de mezclilla, salieron de su departamento muy alegres en la camioneta del moreno, llegaron a la casa de sus padres, todo estaba en silencio, le extrañó un poco al joven, pero no le dio importancia, al ingresar a la casa se escuchó el estruendoso grito de felicitaciones de parte de todos los presentes.

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