Acto 44

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—¿Hiragizawa? —respondió sorprendida—, ¿qué haces aquí?

—Estaba buscándote, tú hija tiene tu carácter —se ríe—, todo un argumento que me echo para no decirme nada de tí, se nota lo buena madre que has sido, me da gusto.

—¿Por qué me buscas?

—Verás —carraspea—, ¿podría pasar? Es un tema un poco delicado —dijo serio.

Nadeshiko lo miraba con gran expectativa, asintió y lo dejó entrar, Sakura al verlo quedó atónita, ¿por qué su madre le permitía entrar a su hogar? Si bien no estaba de acuerdo con ello, no podía simplemente indignarse ya que esa jade ya no vivía en el seno familiar, totalmente seria veía a ese hombre que no le daba buena espina, entre suspiros y pensamientos poco agradables recordó las palabras de esa mujer pelirroja la cual le decía que el motivo de su visita no los afectaría de formas negativas, quiso creer que podía llegar a ser cierto aunque la verdad era, que tenía sus muy bien fundamentadas sospechas, «no buscas a tu ex prometida después de casi treinta años, y menos pides hablar con su familia entera, éste algo planea».

—Cariño, hija, les presento a Hiragizawa Eriol, era un viejo conocido de mi adolescencia, su padre tenía negocios con el mío, en esa época nos comprometieron por esa misma situación, sin embargo yo rechace tal oferta y decidí formalizar con la única persona que ha sido mi verdadero amor —sonríe—. Hiragizawa, mi esposo Kinomoto Fujitaka y mi hija Kinomoto Sakura.

—Un placer conocerlos —los presentes asienten sin decir algo, Eriol por su parte vuelve a carraspear un poco y prosigue hablando—, llevó meses buscándote Nadeshiko, el motivo es porque tú padre está sumamente enfermo, de hecho ya no tiene tanto tiempo con el cual contar, sé perfectamente que eso no cambiará nada, aún así vine a traerte esto, es el nuevo testamento de Masaki, en el cual te deja todo a tí con la única condición que le permitas verte una vez más.

Nadeshiko se levantó del sofá en el cual estaba, subió lentamente por aquellas escaleras en completo silencio, llevándose las miradas absortas de los presentes; la incomodidad en el ambiente era mucha y por tanto los minutos se volvieron eternos, bajó esa hermosa mujer de cabellos grisáceos y ojos jade a la estancia, le extendió un álbum fotográfico a ese hombre que la iba a visitar, después de eso comenzó a hablar con su acostumbrada dulzura.

—Dáselo a mi padre, dile que es de mi parte, no quiero su herencia, no quiero nada que él pueda ofrecerme, lo único que yo quería realmente era comprensión, pero de eso hace veintiocho años, agradezco la ardua labor que has hecho al buscarme, pero no estoy interesada, no tengo rencor con mi padre, no lo odio, pero no deseo verlo y solo porque él se sienta culpable con su mal proceder y espera tener la redención en su lecho de muerte, yo hace tiempo perdoné en mi corazón el daño que me causó su ausencia, vivo bien, feliz, con mi familia, mi verdadera familia.

—Nadeshiko… Comprendo que Masaki fue muy insensible contigo, pero…

Lo interrumpe. —Es tú propio aprecio a mi padre el que habla Hiragizawa, no el mío.

—Nadeshiko.

—Sí esté será el único tema a abordar, te pediré de la manera más atenta que por favor te retires.

—No eres igual a la Nadeshiko que conocí cuando tenía dieciséis.

—Pasaron veintiocho años Hiragizawa, en cambio tu eres exactamente igual a ese joven de veintidós años con el cual me comprometieron.

—Es agradable verte después de tantos años, saber que estás bien, y que gozas de una hermosa familia.

—Gracias Hiragizawa.

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