Acto 47

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Pasaban de las once de la noche, Yukito aún se encontraba en su oficina sacando el inventario de los siguientes tres meses, completamente inmerso en los números hasta que nuevamente su amiga y socia Rika ingresaba para poder hablar con él.

—Ya es bastante tarde Yuki, deberíamos cerrar —dijo con un tono neutro que se sentía lleno de angustia.

—Tú vete Rika, yo cierro —respondió sin más, sin siquiera voltearla a ver.

—Yukito...

—Rika por favor, qué vengas a darme consejos románticos no va —anunció con cierto enfado en sus palabras—, yo estuve enamorado de tí por años, ¡años!, mismos de los cuales no te diste cuenta, no quisiste ver, o simplemente decidiste ignorar, y bien, está bien, no te estoy echando en cara el pasado, pero no puedes llegar a decirme que debo hacer con esto, con ella, con lo que siento, no tienes el derecho, ni el poder, ni el deber, que te lo decidiera compartir, es eso, te lo comparto.

—Yukito no tenía idea de tus sentimientos por mí —le dijo con algo de vergüenza en su expresión—, no pretendía herirte.

—Ya no importa —suspira—, no te lo dije para crear conflicto, es simplemente que en ese momento yo decidí no decir nada, supuse era lo mejor para no arruinar nuestra amistad, y bueno, me hace pensar que al final estuvo bien, sinceramente quería creer que podría... Qué... —Sus palabras se comenzaban a quebrar, los sentimientos comenzaban a aflorar en ese joven contador que sin percatarse bien como, ya había comenzado a sollozar con amargo dolor.

Rika veía el pesar de su amigo y colega, se acercó a él y le dio un cálido abrazo para intentar reconfortarlo de algún modo, esperando las situaciones se pudieran comenzar a tranquilizar, ambos salían de su local a paso lento, tras cerrar todo con sumo cuidado aquella avellana, se dirigió al automóvil de su amigo, y comenzó a conducir en dirección a su departamento; al llegar Yukito se fue inmediatamente a su habitación, Rika no esperaba que platicaran ni que hiciera algo diferente, pero la realidad era clara para ella, su buen amigo no se repondría tan fácil de esa compleja situación.

La mañana no empezaba de la mejor manera para ese joven de cabellos grisáceos y ojos azules, un fuerte dolor de cabeza amenazaba con no dejarlo en paz en todo el día, al salir de su habitación y ver a su compañera y amiga no pudo evitar disimular su malestar, al notarlo Rika se acercó inmediatamente a él con algo de preocupación, intentó ese joven veinticinco años no ser tan alarmista con ella, pero lo cierto era que Rika ya estaba actuando al llamar a su hermano mayor. Ocho de la mañana, Touya estaba tocando la puerta del departamento de su hermano menor, el cual miraba a Rika con una expresión difícil de identificar, la avellana se dirigió a la puerta, al abrir e ingresar el mayor de los Reed Yukito se vino abajo al instante, tanto Rika como Touya tomaron al joven y lo recostaron en el sofá de la sala, llamaron a una ambulancia y casi al momento llegó llevándose a ambos hermanos.

—Vete al local Rika, yo me quedaré con Yukito, avisaré al colegio que no asistiré el día de hoy.

—Yo lo hago Touya, yo aviso a tu escuela que no vas y los motivos por los cuales la ausencia.

—Gracias Riri, avísale a Saky —alcanzó a decir tras cerrar el paramédico la puerta de la ambulancia.

En el hospital central de Tomoeda, en la sala de emergencias ingresaban ambos Reed para revisión, pero lo cierto era que ante una desmayo repentino no tendría una prioridad tan alta, después de esperar unos quince minutos a ser atendidos y verificar que absolutamente todo estuviera bien con el hermano menor de Touya, fue que ese joven de melena negra se sintió más tranquilo, más en paz hasta con él mismo.

—¿Cómo está Yuki? —preguntaba Sakura bastante conmocionada del otro lado del auricular.

—Ya lo revisaron, el doctor dijo que está bien, pero pasará el día en observación porque al caer se logró hacer una pequeña laceración.

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