Acto 16

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—¿Es, es lo qué creo qué es?

—Dime preciosa, qué es lo qué te parece que es.

—Me pides vivir juntos, ¿Shaoran?

—Sí.

—Admito qué me aterra… Me aterra cómo no tienes idea, me siento incapaz de poder cumplir tus expectativas, que te decepciones de mí y me odies por ello, no quiero arruinar lo bonito que tenemos —lo miró con solo desesperanza en sus ojos, tú no quieres vivir conmigo te lo aseguro. —Comenzó a sollozar.

—¡Hey no mi niña no llores! —La abraza, yo no quiero que tengas esos pensamientos, te amo a ti, solo a ti, quiero tenerte a mi lado siempre, creeme que el único motivo por el cual esto no es una pedida de matrimonio es porque quiero que cumplas todo aquello que deseas, nunca pienses que me decepcionare de ti, porque no es así, te amo tal cual eres, te adoro princesa.

—¿Matrimonio? Shaoran, ¿tú realmente quieres casarte conmigo?

—Es lo que más anhelo. —Le sonríe.

La chica sonrió y mordió su labio inferior, bajo su mirada un poco avergonzada, sus lágrimas empezaban a recorrer sus mejillas, su cuerpo temblaba sin aparente descanso, la voz no le salía ¿qué le diría al hombre frente a ella? Suspiró hondamente con la esperanza de poder tranquilizarse, pero los labios de su novio tenían posesión de su boca, degustando de su esencia de una manera tan tierna que lo volvía especial.

Se sintió envuelta en una nube, donde lo único que importaba era el presente. Quiso creer que realmente ese hombre anhelaba eso y más con ella, que realmente podía creer que merecía algo así, y fue entonces donde sus pensamientos la sumieron en un reproche sin aparente sacio, sin aparente tregua, volviendolo eterno.

«¿Acaso piensas qué realmente vales tanto? Digo, eres una chiquilla, no puedes ofrecer nada, ¿qué le puedes ofrecer? Dinero no es, tampoco mentalidad, conocimiento menos, ¿qué, acaso no te das cuenta de tu verdadero valor? Para lo único que le sirves y te quieres es para saciarse él, ¡eres su juguete sexual! Qué importa qué conozca a tus padres, a tus amigos, siempre se puede mentir».

Aterrada la chica se separó de su novio, tenía los ojos empapados en llanto, lo miraba perdida y confundida, Shaoran la vio con profunda tristeza, con dudas, pero sobre todo extrañeza, ella no dijo nada, se vistió y salió de su departamento dejando al castaño bastante confundido.

Subió a su motocicleta, se colocó el casco y salió del lugar, simplemente se dejó llevar por la velocidad, sin querer pensar en nada, después de algunas horas su celular sonaba sin descanso con la llamada de preocupación de su novio, pese al dolor que le generaba mantenerlo angustiado, prefirió no contestar, después que dejó de sonar, realizó una llamada.

¿Estás ocupado?

¿Saky? ¿Qué es lo qué sucede, estás bien?

No realmente, ¿puedo verte?

Te veo en la cafetería que te gusta en diez minutos.

Ahí te veo.

Respiro hondamente, y repitió así tres veces más, sus suspiros se entrecortaban denotando sus miedos, sonó una vez más su teléfono, se armó de valor y respondió la llamada.

Sé qué estás preocupado, estoy bien, aunque no me sienta bien, necesito mi espacio, volveré a casa más tarde.

Y sin dejar que su receptor pudiese emitir palabra alguna, ella ya había colgado, el castaño estaba realmente preocupado, pero que de menos le contestara la llamada anunciando que estaba bien y volvería más tarde, logró que su ansiedad bajará considerablemente.

Quédate conmigo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora