Acto 17

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—Y…?

—¿Qué? —preguntó entre risas.

—¿No hablaremos de tu libro favorito?

—Ja ja ja, no lo has leído, no hay mucho que decir.

—¿Y sí lo leo?

—Pues podremos tener una ilustre conversación en relación al tema —le dijo con aires jactanciosos.

—¿Qué es lo qué lo hace ser tu favorito?

—La decadencia humana plasmada en su máxima expresión.

—Wow, no esperaba una respuesta tan rápida.

—Deberías leerlo. —Le sonríe.

—Lo haré, de hecho… —Sacó de su mochila aquel ilustre libro, provocando el asombro de la chica y su conmoción hasta las lágrimas—.
Planeaba descubrir lo que ves en él en este viaje o al menos empezar. —Sonrió.

La joven a su lado gesticuló una leve sonrisa con ternura, después de ello dejó que su amigo continuará con su lectura, hasta la llegada a la central.
De vez en vez él la notaba absorta, la codeaba juguetonamente provocando sonrisas en ambos, sus silencios se volvía apacibles y era lo que más le gustaba a la jade, pues la sumían en una inconmensurable paz que sabía agradecer más de una vez cuando su alma rota más lo necesitaba.

Sin percatarse bien de como fue, Touya Reed se volvió en su apoyo a cada situación ya que corría en busca de su ayuda, pues confiaba ciegamente en que su consejo sería ecuánime ante cualquier encrucijada, ya lo había comprobado un par de veces, sin importar sus opiniones personales trataba de dar las bases generales, lo que hacía en la chica que se sintiera con los mejores ánimos para no decaer; había veces en las que sus pensamientos la llegaban a atormentar lo suficiente para romperla, sin embargo el constante apoyo de quien consideraba su mejor amigo fue crucial.

Sakura se había percatado que el moreno tenía un trato especial para ella, que a pensar del tiempo no trataba a ningún miembro del grupo como lo hacía a su persona, llegó a creer que él lo prefería así porque era lo que necesitaba en un amigo, constantemente se decía a sí misma que Touya era así porque ella así lo necesitaba.
Lo cierto era que aunque sabía que se mentía en dar respuesta a una pregunta que nunca hizo, prefiero creer simplemente que así debía ser, pues en ningún momento el moreno le dio indicios a pensar cosas que no.

Cuando llegaron a la central y bajaron del autobús, los chicos se encaminaron a la base de taxis que se encontraba a la salida del inmueble.

—No vamos a caber todos en un coche —dijo Yukito.

—Sería bueno que nos separemos en dos, y sí o sí Sakura debe ir en el primero para poder guiar al segundo —añadió Rika.

Todos asintieron, estaban de acuerdo con que así debía hacerse, Sakura entonces se acercó con el chófer del taxi en el que iría para darle la indicación de a dónde se dirigiría, en la confusión de cómo se dividirían el mayor de los Reed se encaminó con la jade dejando a los otros tres con la palabra en la boca.

—No se le quita a Touya —bufó Meiling.

—Pues es lo único que puede hacer —respondió Rika—.
Además, tampoco le molesta a Sakura que ande pegado a ella como garrapata.

Ambos chicos rieron por el comentario, entraron al taxi y le indicaron al conductor que siguiera al que se encontraba enfrente, y muy gustoso el conductor aceptó su petición.

Al llegar a la casa Kinomoto se asombraron de que fuera tan pintoresca, Sakura entró por la pequeña reja y sus amigos la siguieron, abrió la puerta principal dando anunció a su llegada

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