Acto 50

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—Por favor Tomoyo, no le digas nada a tu hermano, ni a Touya —le dijo con voz rota, desesperada—. No deben saber, no pueden saber, Touya, él me dirá de todo y Shaoran, él se verá en la penosa situación de hacerse responsable, no pueden saber —inhala con fuerza—, no deben saber.

—Tranquilízate Sakura, eso no le hace bien al bebé, por favor.

—Tomoyo por favor —le habla con la cara llena de lágrimas—, no digas nada…

—No diré nada Sakura, pero por favor, tranquilízate, me duele verte así, por favor.

Sakura continuó llorando, abrazada de esa chica de ojos lila que era su mayor confidente. Tras unos treinta minutos, Tomoyo comenzó a conducir, su plan inicial era llevarla a una farmacia y comprar las vitaminas prenatales y comenzará a tomarlas lo antes posible, pero le sorprendió saber que ella le pedía ir por un zumo de naranja.
Se encontraban ambas amigas en el parque, sentadas, viendo el hermoso lago, bebiendo ese jugo.

—¿Qué harás?

—No lo sé Tomtom, pero no me atrevo a lastimar a la personita que crece dentro de mí, ya antes maté a su hermanito mayor, no puedo hacerle daño.

—¿Y Shaoran?

—No le digas nada por favor —dijo suplicante—, no le estoy negando a su hijo, solo no quiero que sus planes cambien por mi estupidez.

—Sakura, no te embarazaste sola, también es su responsabilidad.

—Ok le digo, ¿Y luego? Él me pedirá qué estemos juntos, que me case con él, sabes que tu hermano está enamorado de mí, yo no puedo atarlo a una promesa que no cumpliré.

—¿Y Touya?

—¡Hmmm! Tu marido —añadió con pesar—, él qué no me dirá, de irresponsable tonta no me va a bajar.

—¿Y tú qué quieres?

—Quiero a mi príncipe —dijo en un susurro, posando su mano en su vientre.

—¿Niño? ¿Por qué un niño?

—Quiero a un dulce demonio cómo tu hermano —dijo con gran ternura.

—¿Segura qué no amas a Shaoran?

—Eso no es importante ahora Tomtom —habló con suavidad—, lo importante aquí es mi príncipe.

—¿Y no crees qué al pequeño demonio le gustará estar con el demonio de su padre?

Sakura guardó sepulcral silencio, entendía las complejidades de no aclarar su entorno, entendió lo crucial que absolutamente todo se volvía. Suspiró tras suspiró denotaba su agonía interna; al regresar a su departamento y bajar de la camioneta, Tomoyo le habló con delicadeza.

—Sabes Sakurita, me emociona la idea de ser tía, pero sobretodo me emociona que seas mi familia. Habla con Shaoran, debe saberlo también.

Sakura sonrió, y se despidió de su amiga, subió un piso más y llegó hasta su departamento, al entrar vio las cosas diferentes, un nudo se hizo en su garganta, el corazón se le apachurro, las lágrimas amenazaban con resbalar, y en el fondo del lugar lo vio, jadeo con fuerza y se acercó hasta él casi inmediatamente.

—¿Cómo te fue? —le preguntó con ternura.

—Bien, necesito comer mejor —respondió con dulzura, omitiendo varios detalles.

—¿Qué tienes?

—¿Y estás cajas? —desvió el tema.

—Mañana iré a Sapporo, me iré a vivir allá, cerca de mis padres.

Quédate conmigo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora