Acto 5

163 19 8
                                    

—Princesa, quiero decirte algo —dijo con nerviosismo.

—Dime.

—Verás no quiero forzarte a nada, ya te presione hasta este punto en el que estamos, y realmente estoy feliz que aceptes mi afecto, pero de ahora en adelante, no quiero que aceptes solo porque te lo pido yo, quiero que lo hagas porque te nazca, porque sea tu deseo, nunca más por mi culpa, nunca más por complacerme, ¿ok?

—Ok —Sonríe, aunque es cierto que fuiste como un metal abrasivo, la verdad es qué no me obligaste a nada, que lo hicieras, me hizo feliz, me hizo sentir especial, que incluso alguien como yo podía tener a alguien como tú a su lado… Ya sé que es algo muy tonto, pero realmente que te fijaras en mí, me hace muy feliz.

—Hay que trabajar tu autoestima mi niña, no me gusta que pienses que no mereces las cosas solo por esos pensamientos autodestructivos.

—No te preocupes por eso, yo…

—¡Por supuesto que me preocupa! —La interrumpe, no quiero que pienses de esa forma, no quiero que los demás puedan sacar ventaja de esa situación, es verdad que será un proceso largo, pero créeme que estaré yo aquí para apoyarte.

—Te lo agradezco enormemente Shaoran.

Al bajar de aquel automóvil, el castaño se acercó con premura a la joven que venía con él, siguieron platicando amenamente, para ellos conocerse de tal manera lo hacía tan especial, tan genuino su sentir; sus manos entrelazadas era una mínima parte de afecto del que anhelaban demostrarse, pues aquella jovencita esperaba con enormes ansias ser la novia del castaño que tomaba su mano.

Shaoran tragaba grueso, estaba sumamente nervioso, el corazón le latía a mil por hora, ¿cómo era posible qué un hombre de veintisiete años de edad estuviera tan ansioso con una chiquilla de apenas dieciocho años recién cumplidos?, sentía un gran éxtasis que ella estuviera a su lado, y quería que pudieran llegar a cada momento un poco más.

Con una gran sonrisa de su parte y la firme esperanza de sus sentimientos, es qué le miró con ternura tomando ambas mano de ella, diciéndole:

—Mi niña hermosa, desde… —Aclara su garganta. Desde el inicio quise hacer bien las cosas contigo, así que es ahora con gran emoción qué te pido, qué seas mi novia.
¿Qué dices princesa, serías mi novia?

La chica de ojos color jade se abalanzó a los brazos del castaño, lo tomó del cuello con gran emoción, solo para concluir con un beso directo a sus labios, en el cuál se notaba la pasión, el deseo, la desesperación y el amor que entre ambos existía.

Al alejarse lentamente ella, bajó su mirada con un claro tono rosado en sus mejillas, por otro lado Shaoran sonreía explícitamente por lo que acababa de suceder, amaba cada gesto de ella, que incluso fuera así de arrebatada ¿cómo no amar su desespero, su pasión a flor de piel? Simplemente era mágico cada momento a su lado y quería demostrarle a cada instante que le encantaba que fuera de esa manera, se acercó poco a ella, le acarició su mejilla con gran cariño, mientras la jade seguía sin volver la mirada a él, pero sonriente por ese tierno gesto de su parte.

Poco a poco levantó su rostro, el rubor en su piel era más notorio, los leves jadeos que emitía eran una delicia para aquel hombre que le sostenía la cara, quería, anhelaba con la sola idea de poseerla, tenerla para sí, solo para sí, pero no quería ser el idiota que acostumbraba ser, descarto rápidamente esa delirante idea, al menos por un tiempo más, pues no negaba la posibilidad de un día quizás…

Poco a poco levantó su rostro, el rubor en su piel era más notorio, los leves jadeos que emitía eran una delicia para aquel hombre que le sostenía la cara, quería, anhelaba con la sola idea de poseerla, tenerla para sí, solo para sí, pero no querí...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Quédate conmigo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora