Acto 27

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Shaoran se encontraba recostado en su cama, sintiéndose profundamente miserable, hasta que llegó la única persona que lo trataba peor que cualquier otra y aún así seguía queriendo como un idiota.

—Levántate imbécil. —Le gritó.

—Déjame en paz Tomoyo.

—Eres el hermano mayor actúa como tal.

—Por actuar como tal el amor de mi vida está en brazos de otro. —Se levantó de golpe de su cama.

—Pues has algo, ¡eres un imbécil!

—Ya sé qué soy un imbécil, lo fui con ella.

—Shaoran, ya no importa eso.

—Claro que importa Tomoyo, todo terminó importando.

—El pasado no puedes cambiarlo, mucho menos borrarlo, pero el futuro siempre estará frente al tuyo.

Aquel castaño vio fijamente a su hermana que seguía de pie aún lado de la puerta sonriéndole ampliamente, esa chica de cabello negro y ojos lila era su más grande consejera y su peor pesadilla.

Tomoyo Li era una chica sensata pero bastante caprichosa al punto de llegar a ser insoportable, muy mimada por todos, incluyendo a su hermano mayor, y es que lo hacían por la precaria situación en la cual ella nació; esa jovencita de aún veintitrés años nació de seis mese de gestación, su madre tuvo la devastadora noticia que sus padres no conocerían a su segunda nieta, pues murieron en un accidente automovilístico, esa impactante noticia logró que el parto se adelantará, la cesárea fue extenuante, y más para la pequeña bebé que tuvo que ser entubada, dejándola en una incubadora, sola, luchando por sobrevivir.

Cuando pudieron acercarse a la pequeña niña, el primero en tomarla en brazos fue su hermano mayor, quien la amó desde el instante en que la vio, desde ese momento su hermana era todo para él, cumpliendole hasta los caprichos más insignificantes, provocándole ciertas actitudes mimadas.

Conforme pasaron los años, el mundo de Tomoyo Li se vio sumergido en la miseria, su padre quería obligar a su hermano a estudiar cosas que resultan importantes para los negocios familiares, pero su hermano se negó repetidas veces, hasta que…
Una tarde de mayo Shaoran Li entró a la habitación de su hermana, la abrazó con gran fuerza, besó su frente y salió de la mansión Li sin decir nada, solo para no volver jamás.
Tomoyo se volvió fría, indiferente, dejando a flote la peor versión de ella, guardándole rencor a su padre por haberle robado a su hermano mayor.

Cuando aquella jovencita tenía quince años, su hermano intentó acercarse, pero ella simplemente se alejó, pues aunque verlo le dio una inconmensurable alegría, sabía muy bien que debía dejar que él no volviera a su vida, pues quería algo mejor que lo que sus padres le pedían. Ese acto provocaba en Shaoran creer que su hermana lo odiaba, pero aceptó ese trato, pues al final la había abandonado.

Conforme pasaron los años Tomoyo no creyó que podría volver a ver a su hermano mayor, pero saber que estaba feliz era importante para ella, hasta que una tarde de noviembre él volvió, en ella experimentó la enorme dicha de verlo, pero también la más grande tristeza, pues aquel hombre diez años mayor que ella no era feliz. Había abandonado una vez más todo, dejando en él el enorme hueco en su ser, una vez más hizo lo necesario, sin importar qué era lo que dejaba atrás, aunque eso, rompiera su alma poco a poco, un poco más.

Aquellos hermanos volvieron a convivir como cuando eran pequeños, contándose todos sus secretos, siendo su hermana la peor crítica de su vida, gritándole que no debía haber vuelto, pero él simplemente negando, alegando que era lo menos que podía hacer.
Sí ya una vez le di la espalda a mi familia, no podría volver a hacerlo.

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