Capítulo 9: Juegos.

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Marlon

«Te besé. Así comenzó mi vicio»

Cuando despierto siento unas manos rodeando mi torso, Verena está completamente desnuda y abrazándome mientras duerme.

Chasqueo mi lengua y la aparto con cuidado de no despertarla. No quiero tanto contacto físico.

Pf, ya he tenido más que eso con ella.

Abro la regadera y el agua caliente me golpea, cierro mis ojos y echo mi cabello hacia atrás. Luego de bañarme con Verena no tuvimos nada y nos quedamos dormidos.

Minutos después me cepillo los dientes y salgo del baño, encontrándome con la quisquillosa, paseándose desnuda por toda la habitación.

—Tápate.

—Estoy buscando mi ropa, cretino.

—Pero puedes buscar una toalla —sigo mirándola—. ¿Acaso me estás provocando?

—¿Tú qué crees? —me lanza una ojeada y se voltea para dirigirse a mí— No sabía que tenías tatuajes, se ven muy sexys.

Ruedo mis ojos cuando me intenta tocar y la aparto.

—Vete a bañar, no estoy para perder el tiempo.

—¿No hay un momento en el qué no te comportes como un animal? —agarra su ropa bruscamente junto con una toalla— Más imbécil no puedes ser.

Le saco el dedo medio y cierra de un portazo. Ya debe saber que ni con ella tendré una excepción de tratarla bien.

Recuerdo como hizo añicos a su teléfono ayer, ahora está incomunicada la tonta esa. Mi idea era ir a desayunar, pero se me ocurre otra cosa antes de eso.

Me levanto y me apresuro en cambiarme para sólo esperarla a ella, lo más seguro se me irá una vida esperándola.

• ────── ✾ ────── •

Salgo de la tienda y me coloco los lentes de sol, aunque haga un poco de frío, está muy fuerte el brillo del sol y hace que los ojos se me humedezcan.

Entro a la camioneta y le lanzo la pequeña caja a Verena, la cual ella sostiene confusa.

—¿Qué es esto?

—¿Eres ciega? Un teléfono, mensa.

—Ya lo sé, me refiero que por qué me das esto.

—Porque eres mi secretaria y no puedes andar incomunicada, cuídalo bien, es uno de los últimos modelos.

—No lo quiero.

Ahí está, la etapa de la negación.

—Quieras o no, lo vas a aceptar. Y atrévete a romperlo, porque no sabes lo que soy capaz; te compraré trescientos celulares si es necesario, pero no andarás incomunicada ¿te queda claro?

—No te entiendo, un día me tratas de la mierda y al otro tienes estos tipos de detalles, ¿me explicas a qué estamos jugando?

Una trampa Tentadora (MUESTRA).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora