Capítulo 18: Pasado.

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Coloquen su presente aquí o no podrán leer:

Marlon

«Soy tan tuyo que nunca volveré a ser mío»

¿Cómo es eso de qué la nombraste miembro de la empresa y sin mi permiso?

Lleva media hora haciéndome la misma pregunta. Estoy por tirarlo por la ventana.

—Yo no necesito tu permiso. Yo soy dueño de la mitad de todo y tú pronto lo dejarás de ser, hago lo que yo quiera.

—¡Pero no de esa manera! —estalla—¿No ves qué ella es el jodido enemigo? ¡Puede destruir nuestra empresa!

Suelto una risa irónica.

—Te diré algo para que te quede claro, y espero que me escuches bien —me incorporo—. Aunque tú no lo creas, esa mujer estuvo seis meses soportando mis malos tratos, nunca me dejó cuando se enteró de que volví a recaer y estuvo todo este tiempo viviendo conmigo para que me recuperara. Mientras tanto, ¿qué has hecho tú? No me has visitado ni una sola vez para ver cómo estaba.

—¿Y? Yo soy tu padre.

—Ajá, lo eres cuando te conviene. El que considero mi padre es Luca, tú sólo me quieres para tus intereses. Te advierto que dejes a Verena, ella no está sola, así que mantente en la línea.

—¿Y de verdad harás esa reunión para presentarla?

—¿Aún crees que sigo bromeando? Ella no nos hará nada, créeme que si hubiese tenido un plan, lo hubiésemos descubierto.

Él maldice y me señala con detenimiento.

—Lo vas a lamentar cuando te des cuenta de que tengo la razón.

—Sinceramente, me espero más cosas malas de ti que de ella. No te hagas el santo, que no lo eres, y mucho menos lo demuestras, lárgate.

Se queda callado por unos segundos que parecen una eternidad, pero decide irse. Suspiro para calmarme, lleva días reclamándome por lo mismo, pero estoy seguro de la decisión que tomé.

Yo confío en Verena, y me dio la oportunidad de hacerlo. Algo muy malo tiene que pasar para yo poder separarme de ella.

Ella se adelantó a la casa para alistarse. El evento es en media hora y yo ya estoy listo, pero no creo que esté listo para verla a ella. Sé que con lo que se pondrá me voy a desmayar.

Cuando salgo de mi oficina, alzo mi cabeza al notar una presencia negativa. Y sí. Verónica está frente a mí, con una sonrisa angelical.

—¿Qué carajos estás haciendo aquí?

—Marlon, guapo. Te extrañé mucho ¿sabías?

—Vete por donde viniste. Me cagaste la vida dos veces, no habrá una tercera.

—No seas gruñón, cariño —me siento exasperado cuando intenta acercarse, pero la detengo—. ¿Qué? ¿Me dirás que no extrañas ni un poco de...?

—¡Cállate! —se sorprende— ¡Tú eres la culpable de qué haya recaído otra vez, tú eres la única culpable!

—Yo a ti nunca te obligué a que lo tomaras.

Una trampa Tentadora (MUESTRA).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora