Capítulo 17: Superación.

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Este cap es un poco largo, doloroso y a la vez feliz. Me costó escribirlo, pero espero que aguanten hasta el final.

Verena

«La luz es muy fácil de amar. Mejor muéstrame tu oscuridad»

Dos días en los que no se ha drogado.

Dos días en los que estoy abrumada y estresada.

No ha querido comer, solo se la ha pasado acostado, mirando al techo. A veces quiere que lo deje solo, otras quiere que lo abrace y que le diga que todo estará bien.

Tampoco quiere ver a nadie, ni siquiera a Luca. El doctor viene en cinco días para chequearlo, así que tengo que tratar de aguantar.

Cuando termino de cenar, doy un respingo del susto cuando escucho algo que se rompe en el
piso de arriba y una voz muy alterada. Obvio que es él.

Subo las escaleras corriendo y entro a la habitación. Hay dos chicas del servicio, él solo les grita de una forma horrible, necesito interponerme.

—¡No sirven para nada! —grita— ¡No quiero ver a nadie! ¿¡Acaso no entienden cuándo se les acata una orden?!

—Basta —llego hasta ellos—. Se pueden ir, no se preocupen por los daños.

Asienten y se van. Al momento en el que cierran la puerta, Marlon se sienta en la cama y hace una mueca de dolor, son las punzadas que le llegan a la cabeza.

—Tranquilo, acuéstate —las de servicio dejaron una escoba y un recogedor, supongo que habían venido a limpiar.

Barro los cristales que cayeron al piso y los coloco en el recogedor. Marlon mientras tanto se acuesta y gruñe de molestia, cuando se altera siente mucho dolor.

Coloco el recogedor en una esquina al igual que el espejo, ya luego lo botarán.

—Hablé con tu padre sobre el asunto de la empresa —me siento en mi lado de la cama, aunque tenga la cabeza tapada, sé que me escucha—. Él pasará a verla de vez en cuando y yo trabajaré desde casa para que no tengas que hacer nada.

No responde. Hago el ademán de tocarlo, pero me quedo a medias.

—¿Quieres algo de comer?

Tampoco dice nada.

—Si quieres me voy y te dejo solo para que...

Jadeo cuando me hala y me apretuja contra él en un profundo abrazo. Besa mi coronilla y acaricia mi cabello, prefiero no decirle nada más, sé que no quiere hablar.

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Una semana. El doctor vino a colocarle un tipo de tubos en la nariz, trato de no llorar al verlo lleno de angustia, estrés y dolor. Según lo que explicó el doctor, es para ir limpiando su sistema dañado.

Sostiene mi mano como si me la fuese a arrancar mientras mantiene sus ojos cerrados aún. Al pasar de los minutos, Theo finalmente se los quita y yo siento que estoy en paz.

—¿Esto será cada semana? —interrogo, agobiada.

—Una semana sí y otra no. Sé que es doloroso para ti, Marlon. Ya pasamos una vez por esto, y no fue nada lindo.

Una trampa Tentadora (MUESTRA).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora